Tribuna:

Terror honesto

El juez Móner acaba de dar la razón a Felipe González: no ha encontrado pruebas para inculparle. Pero el señor juez no ha despejado la incógnica de cómo es posible que se inculpe a un ministro del Interior a causa de evidencias de un posible terrorismo de Estado sin responsabilizar al presidente, vicepresidente y ministro de Defensa del Gobierno que lo contemplaron. Como ya no se trata de derribar al PSOE, presumo que la cuestión de los GAL va a despolitizarse para quedar en manos de los jueces a la espera de los procesos y de nuevos encausamientos, ya que hay GAL para rato. Pero ni el PP ni a...

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El juez Móner acaba de dar la razón a Felipe González: no ha encontrado pruebas para inculparle. Pero el señor juez no ha despejado la incógnica de cómo es posible que se inculpe a un ministro del Interior a causa de evidencias de un posible terrorismo de Estado sin responsabilizar al presidente, vicepresidente y ministro de Defensa del Gobierno que lo contemplaron. Como ya no se trata de derribar al PSOE, presumo que la cuestión de los GAL va a despolitizarse para quedar en manos de los jueces a la espera de los procesos y de nuevos encausamientos, ya que hay GAL para rato. Pero ni el PP ni algún medio de comunicación que a partir de 1993 hizo de los GAL el problema ético de nuestras vidas van a morir en el empeño de saber la verdad. Bueno, saberla, la sabemos todos, pero se trataría de contestar la pregunta ¿cómo es posible que la democracia genere checas? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué?El expediente va a quedar en manos de minorías previsibles y sensibles, partidarias de la transparencia, que no de la desaparición del Estado, defendido como instrumento corrector de la desigualdad consiguiente a la revolución conservadora que acaban de pactar las derechas centrípetas y centrífugas. Habrá que vigilar cómo manipula el juego sucio y sus fondos reservados la legión de políticos de comunión diaria que reúnen CiU y el PP juntos y sumados, y no digamos ya sise les añade el PNV. Gracias al silencio cómplice de la nueva coalición, la voluntad de olvido de los responsables de los GAL del PSOE y las luchas entre las diferentes banderías del Poder Judicial, el Estado conservará la capacidad de ser un delincuente al servicio del bien común del establishment. Tal vez consigamos que con los fondos reservados se torture y se mate pero no se robe. Terroristas de Estado, pero no chorizos.

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