Oklahoma guarda 168 segundos de silencio en memoria de sus víctimas

"Larry Jones... Michelle Reeder... Lucio Alema...". Lenta, solemnemente, los 168 nombres de las víctimas del atentado de Oklahoma se leyeron ayer en voz alta ante miles de ciudadanos que recordaron a sus vecinos, amigos y familiares. Antes, exactamente a las nueve horas y dos minutos, la hora de la explosión que sacudió a Estados Unidos hace un año, los reunidos guardaron 168 segundos de silencio frente al solar de lo que fue el edificio Alfred P. Murrah.

Allí, igual que en todos los rincones del país, la reflexión del duelo aún no ha encontrado respuesta al porqué de la tragedia. Y par...

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"Larry Jones... Michelle Reeder... Lucio Alema...". Lenta, solemnemente, los 168 nombres de las víctimas del atentado de Oklahoma se leyeron ayer en voz alta ante miles de ciudadanos que recordaron a sus vecinos, amigos y familiares. Antes, exactamente a las nueve horas y dos minutos, la hora de la explosión que sacudió a Estados Unidos hace un año, los reunidos guardaron 168 segundos de silencio frente al solar de lo que fue el edificio Alfred P. Murrah.

Allí, igual que en todos los rincones del país, la reflexión del duelo aún no ha encontrado respuesta al porqué de la tragedia. Y para simbolizar el espíritu, tan americano, de mirada al futuro, nada mejor que el caso de Daina Bradley, superviviente del atentado. Hace un año fue rescatada de los escombros y sufrió la amputación de una pierna. El jueves pasado dio a luz un niño.El silencio en Oklahoma se repitió en todas las oficinas del país, en el Congreso y en San Petersburgo. En esta ciudad, Bill Clinton unió en el recuerdo a los muertos por la explosión de Oklahoma, a los fallecidos en el asedio que sufrió San Petersburgo en la Il Guerra Mundial y a las víctimas de la violencia en Líbano.

Supervivientes y familiares de las víctimas se abrazaron y lloraron ante el lugar del atentado, cubierto de flores y recuerdos, antes de dirigirse al centro cívico, en el que se celebró un funeral con la intervención del vicepresidente, Al Gore, quien señaló que la lección de unidad y recuperación de los habitantes de Ok1ahorna enseña que "el terror no triunfará en Estados Unidos".

Horas antes habían aparecido en una cadena de televisión las imágenes de Timothy McVeigh, acusado de ser uno de los responsables del atentado. McVeigh, a la espera de juicio junto a su amigo de los años militares Terry Nichols, hablaba animadamente con su abogado, sonreía y silbaba ante las cámaras. Según los fiscales del proceso, el objetivo del camión lleno de explosivos que reventó el edificio Alfred P. Murrah era vengar el desenlace del cerco de Waco, el 19 de abril de 1993, en el que murieron unos 80 miembros de la secta de los davidianos.

Al calor del aniversario, las dos Cámaras han aprobado esta semana una ley antiterrorista que el presidente Clinton firmará, a pesar de que no se parece demasiado a su proyecto. La ley ha suscitado fuertes críticas de medios de comunicación y grupos de defensa de las libertades, por sus injustas repercusiones sobre inmigrantes, los recortes de los derechos de hábeas corpus y la exclusión de ciertas exigencias en la elaboración de materiales utilizados para fabricar explosivos.

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