NECROLÓGICAS

Nathaniel Nash, corresponsal del "New York Times"

Era Nath la encarnación del gringo bueno. Parecía una figura de película del Oeste: el chico rubio, grandullón y buena persona. En su, caso la realidad coincidía con su imagen. Nash era sin duda, así lo aseguran sus compañeros, una de las personas más decentes de la redacción del New York Times.Llegó hace unos años a Buenos Aires, como corresponsal para América del Sur, y nunca se le advirtió el menor signo de arrogancia o prepotencia, tan frecuentes entre otros colegas norteamericanos, ante la realidad latinoamericana. Después de Buenos Aires su periódico le destinó, hace poco más de u...

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Era Nath la encarnación del gringo bueno. Parecía una figura de película del Oeste: el chico rubio, grandullón y buena persona. En su, caso la realidad coincidía con su imagen. Nash era sin duda, así lo aseguran sus compañeros, una de las personas más decentes de la redacción del New York Times.Llegó hace unos años a Buenos Aires, como corresponsal para América del Sur, y nunca se le advirtió el menor signo de arrogancia o prepotencia, tan frecuentes entre otros colegas norteamericanos, ante la realidad latinoamericana. Después de Buenos Aires su periódico le destinó, hace poco más de un año, a Francfort, para encargarse de la información económica en centroeuropa.

Nash, padre de dos gemelos, y otro hijo pequeño, murió en el accidente de aviación en Croacia en el que también falleció el secretario de Comercio de Estados Unidos. Fue una muerte estúpida, en un viaje informativo del que tampoco esperaba Nash conseguir una gran exclusiva.-

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