LAS ENTRAÑAS DEL CRIMEN

El 'hermano mayor' de la mafia china, identificado por testigos ante la policía

El supuesto homicida pagaba un 'diezmo' de sus beneficios al jefe supremo de la mafia, asentado en Praga

Luz entre las sombras chinas. Li Min-yin, de 30 años, encarcelado preventivamente en Carabanchel por el crimen cometido en mayo de 1993 en el restaurante Tiananmen -el mismo local que en septiembre de 1994 saltó por los aires a causa de una misteriosa explosión-, es posiblemente algo más que un matón. Los testimonios recogidos en Berlín por la policía española de boca de una animadora china y de un testigo confidencial, cuyo paradero e identidad mantiene en secreto la justicia alemana, califican al preso Li Min-yin, alias El Asesino de Oro, como el hermano mayor de la mafia china...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Luz entre las sombras chinas. Li Min-yin, de 30 años, encarcelado preventivamente en Carabanchel por el crimen cometido en mayo de 1993 en el restaurante Tiananmen -el mismo local que en septiembre de 1994 saltó por los aires a causa de una misteriosa explosión-, es posiblemente algo más que un matón. Los testimonios recogidos en Berlín por la policía española de boca de una animadora china y de un testigo confidencial, cuyo paradero e identidad mantiene en secreto la justicia alemana, califican al preso Li Min-yin, alias El Asesino de Oro, como el hermano mayor de la mafia china. Un dirigente que llegó a abrir un casino clandestino en España y que sólo acataba órdenes de un jefe supremo asentado en Praga. Estos testigos revelan asimismo que el acusado, tras el crimen, prosiguió su carrera criminal en Alemania y después en Eslovaquia, donde fue finalmente detenido y extraditado a España en marzo de 1995 (véase el PAÍS del 1 de abril de 1995).Estas sorprendentes declaraciones, recogidas en informes policiales a los que ha tenido acceso este periódico, ofrecen una nueva imagen de la mafia china. Se trata de una organización muy rudimentaria, basada en lazos de origen-sobre todo el lugar de nacimiento-, tremendamente violenta y controlada por unas pocas bandas, de la que los testigos destacan la 13K (trece quilates, formada por gentes de Hong Kong) y la del Sol Rojo, de la región de Zhejiang. En este contexto, la división clásica de la mafia china en tríadas pierde fuerza en favor de una visión de grupos muy sanguinarios en constante lucha entre sí para conseguir el control de la comunidad china legal De todos modos, los testimonios recogidos en Alemania apuntan a que la actividad mafiosa se ha volcado últimamente en los más respetables negocios de importación y exportación.

Li Min dirigía la banda del Sol Rojo en Madrid

La descripción de los testigos descubre asimismo la enorme movilidad de estos supuestos mafiosos. Es el caso de Li Min-yin, quien en tres años saltó de Italia a Barcelona, y de ahí, a Madrid, ciudad de la que huyó en 1993 tras el homicidio, para refugiarse en Berlín y pasar posteriormente a Praga. En cada uno de estos saltos, su actividad era presuntamente la misma: la extorsión.La estructura de apoyo que impulsó este acelerado recorrido sigue parcialmente en la oscuridad, aunque los testimonios revelan la facilidad de obtener documentos falsos de estos grupos y una férrea jerarquía, en la que las escalas superiores obtienen un diezmo de las inferiores. Así, Li Min-yin estaba obligado a pagar entre un 10% y un 20% de los beneficios de sus "negocios o actividades ilegales" al jefe asentado en Praga, quien, según los testigos, se había encargado personalmente en 1992 de abrir sucursal de su banda en España.

Esta misma dependencia respecto al gran jefe descubre el poder de Li Min-yin, a quien se define en las entrevistas como "hermano mayor" -de la denominación "gran tío" o "tío mayor", manejada en otras ocasiones por mafiosos para referirse al jefe máximo, nada se dice- y dirigente de la banda del Sol Rojo. Un hombre cuyos movimientos tardaron en ser descubiertos por la justicia española.

Historia de una persecución

Nacido en la paupérrima región de Zhejiang (al este de China) el 11 de febrero de 1966, el interés de la policía madrileña por Li Min-yin surgió el 10 de mayo de 1993, cuando el hombre, acompañado por otros seis compatriotas, cruzó el umbral del desaparecido restaurante Tiananmen, en la calle del Doctor Esquerdo, número 99. El local, a tenor de las declaraciones del dueño, había sido amenazado por la mafia china por su negativa a pagar dos millones de pesetas. Li Min-yin y sus compinches pidieron una pantagruélica cena y después, en un acto. de provocación, se negaron a pagar. Se desaté la pelea. Un chino murió de siete navajazos. Li Min-yin huyó y cruzó la frontera. El rastro del supuesto homicida desapareció. Y un año después, el restaurante volaba por los aires junto con su dueño, quien, con quemaduras en un 90% de su cuerpo, salvó milagrosamente la vida.

La investigación de este turbio episodio cayó en el olvido hasta que la Interpol dio en 1994 un aviso a la policía española: Li Min-yin se movía por territorio alemán junto "a otros miembros de bandas mafiosas que hubieran podido cometer delitos en España".

Unos días después, la Interpol ampliaba su Comunicado. Esta vez indicaba que la policía alemana tenía bajo custodia a una china, víctima de violación y extorsión, que afirmaba disponer de información de "suma importancia" sobre las organizaciones mafiosas chinas y conocía a varios chinos huidos de España tras un crimen en Madrid. La Interpol, según los informes a los que ha tenido acceso EL PAÍS, añadía que las autoridades alemanas tenían a una persona, "cuya filiación no habían revelado por estrictos motivos de seguridad", que también era "conocedora de los pormenores de dichas organizaciones mafiosas".

Ante la importancia de estas informaciones, la policía española decidió enviar inmediatamente a Alemania a dos especialistas: el jefe de la Sección de Homicidios de la Policía Judicial de Madrid y un inspector de la Brigada del Crimen Organizado del Servicio Central de la Policía Judicial.

La primera entrevista, según consta en el informe de la Dirección General de la Policía, se celebró con la animadora china. La mujer reconoció que Li Min-yin era el hombre que la había violado en Berlín. La víctima contó que el agresor había acudido en varias ocasiones al restaurante chino donde ella trabajaba. La gente le conocía como el "hermano mayor" -"denominación esta que se da dentro de las mafias chinas a los jefes", según la policía-. La animadora también declaró que Li Min-yin había huido de España tras la comisión de un delito.

Luchas de poder

La segunda conversación se desarrolló con dos testigos confidenciales. Sólo uno reconoció a. Li Min-yin. Este testimonio indica que el acusado procedía, del grupo mafioso Sol Rojo, radicado en Italia. A principios de 1990 se trasladó a España, donde estableció un casino clandestino. Su jefe, aunque a, distancia, fue, en un principio, un tal Zhou Yi Ping, quien perdió el cetro tras ser encarcelado por un atraco a un casino de Roma, y pasó a ocupar la tesorería del grupo ("dice lo que hay que hacer", en palabras de los testigos).

La jefatura suprema de la organización criminal pasó entonéis al pistolero Du Yong Gling, quien opera desde Praga. Este hombre fue implicado por el testigo en un tiroteo entre bandas rivales en 1992, en el que resultó herido un español.

Pese a esta dependencia, el testigo señaló al buscado Li Min-yin como uno de los máximos dirigentes de la organización. Un delincuente que tras su huida de España se dedicó a practicar la extorsión en Berlín, hasta que el 17 de enero de 1994 decidió viajar en tren hasta Praga para reunirse con su gran jefe. Para ello había utilizado supuestamente un pasaporte falso de Singapur a nombre de Peh Toori.

El resultado de estas conversaciones abrió las puertas para la detención de Li Min-yin. La Policía Judicial española avisó a la Interpol de que el prófugo se encontraba en la República Checa o en Eslovaquia bajo el nombre falso de Peh Toori. La contestación no se hizo esperar. Las autoridades eslovacas informaron de que el susodicho había ingresado en un hospital de Bratislava (Eslovaquia). Allí mismo fue detenido.

El 23 de marzo de 1995, a las 18.20, procedente de Praga, Li Min-yin bajó la escalerilla del vuelo IB-700 y pisó el aeropuerto de Barajas escoltado por dos inspectores de policía. De ahí fue llevado, tras prestar declaración ante el juez, a la cárcel (véase EL PAÍS del 1 de abril de 1995).

Su llegada, con todo, pasó semiinadvertida en Madrid. Dada la confidencialidad de las informaciones, la policía en ningún momento hizo pública la importancia que atribuyen los testigos citados al detenido. De este modo, Li Min-yin entró en prisión como un acusado de homicidio en una reyerta.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Sobre la firma

Archivado En