Cuatro muertos y un herido grave en dos accidentes con coches robados

Cuatro personas que iban en coches robados murieron en la noche del miércoles al jueves en dos accidentes de tráfico. El primer siniestro, supuestamente debido al exceso de velocidad, se registró a las 20.30 del miércoles en la carretera de Burgos, a la altura de Lozoyuela (800 habitantes), en un lugar considerado como un punto negro de la N-1 por la peligrosa sucesión de curvas. Tan sólo Rocío M. G., de 16 años, sobrevivió al accidente. Ayer se encontraba en estado grave en el hospital La Paz. El segundo accidente ocurrió en la madrugada de ayer en Getafe (144.600 habitantes), cuando una pare...

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Cuatro personas que iban en coches robados murieron en la noche del miércoles al jueves en dos accidentes de tráfico. El primer siniestro, supuestamente debido al exceso de velocidad, se registró a las 20.30 del miércoles en la carretera de Burgos, a la altura de Lozoyuela (800 habitantes), en un lugar considerado como un punto negro de la N-1 por la peligrosa sucesión de curvas. Tan sólo Rocío M. G., de 16 años, sobrevivió al accidente. Ayer se encontraba en estado grave en el hospital La Paz. El segundo accidente ocurrió en la madrugada de ayer en Getafe (144.600 habitantes), cuando una pareja de toxicómanos trataba de zafarse de un persecución policial. El coche volcó y dio vueltas de campana.

En el accidente de Getafe murieron Susana T. G. y Nicasio M. M., ambos de unos veinte años, toxicómanos y con numerosos antecedentes policiales. Todo sucedió hacia las cuatro y media de la madrugada. Los dos viajaban en un Opel Kadett robado cuando les localizó una patrulla de la policía local y les dio el alto. Lejos de detenerse, aceleraron e intentaron acceder desde la carretera de Toledo (N-401) al barrio del sector III, para lo que hay que trazar una curva sumamente cerrada.En ese punto, el vehículo volcó y dio varias vueltas de campana. La mujer pereció al instante; su acompañante llegó a ingresar en la unidad de cuidados intensivos del Doce de Octubre, pero los médicos ya no pudieron hacer nada.

Las dos víctimas mortales residían en Getafe. Susana vivía en el barrio de La Alhóndiga, era huérfana y recientemente había tenido un hijo con otro supuesto delincuente, enfermo terminal de sida, según un portavoz de los agentes. "Estuvo en varios centros de desintoxicación, pero no consiguió desengancharse", recordaba ayer un vecino que no quiso ser identificado.

En el accidente de Lozoyuela, por otra parte, murieron Tomás Alejandro N. R., de 20 años, y Fernando M. E., de 18. El coche, un Peugeot 405, fue robado el miércoles en el distrito madrileño de Chamberí.

Única superviviente

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La única superviviente, Rocío M. G., de 16 años, viajaba en el asiento trasero. La joven sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico, daños en clavícula y omoplato, así como múltiples contusiones por todo el cuerpo y en el tórax.

Rocío y el copiloto, que iba en muletas porque acababa de salir de un accidente de moto, llevaban puesto el cinturón de seguridad. No así el conductor, que vivía en El Molar.

Se da la circunstancia de que la joven accidentada había comenzado a trabajar ese mismo día en una empresa dedicada a las artes gráficas. Su familia no se explicaba ayer cómo pudo subirse a ese coche robado e irse tan lejos, ya que reside en el barrio de Cuatro Caminos. "Salió de trabajar a las siete de la tarde y estaba loca de contento porque era su primer día en la empresa y había firmado el contrato por la mañana. Creíamos que se había ido a casa de su hermana", señaló su madre. La joven, que estudia Artes Gráficas en un instituto de Madrid, se mantenía ayer consciente.

"Le han sacado trozos de paja y de tierra de la herida, también algunos huesecillos del cráneo. Además, corre el peligro de tener una nueva hemorragia o convulsiones", comentó su madre. La familia niega que la joven participara en el robo del coche: "Rocío tiene sólo 16 años, no sabe conducir y es una chica normal, ¿cómo iba ella a robar un coche o a saber que ese coche era robado cuando se montó?", dijo su tía.

Fernando M. E., que ocupaba el asiento del copiloto, era amigo de un hermano de Rocío, según cuenta su madre, y la había cuidado y ayudado desde que eran niños. Respecto al conductor, la familia de la superviviente asegura que no le conoce de nada.

El rescate de los jóvenes fue laborioso. Los bomberos de la Comunidad fueron avisados a las 20.41 y tuvieron que apuntalar y rajar el coche para sacar a los ocupantes. Según los testigos, los bomberos sacaron a la joven del vehículo "en unos diez minutos". El trabajo terminó a medianoche.

170 kilómetros por hora

Fuentes de la Guardia Civil afirman que el conductor se salió de la carretera y chocó contra unas piedras, "probablemente por ir a una velocidad inadecuada". La madre de Rocío mantiene que la Guardia Civil le comunicó que el coche circulaba a unos 170 kilómetros por hora cuando se salió de la carretera.

El Peugeot 405 fue trasladado después del siniestro a unos talleres de Lozoyuela. El dueño de la casa de reparaciones indicó que el coche estaba "hecho cachos, totalmente destrozado", y que los mayores daños se localizaban en el techo.

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