Cartas al director

Enfermos mentales: ¿enfermos marginales?

Soy madre de un enfermo mental. Generalmente, una persona enferma provoca en su entorno, en la sociedad, una actitud de apoyo, de solidaridad, también de mayor cariño hacia ella. Sin embargo, en el caso de los enfermos mentales, estas manifestaciones no son tan comunes, más bien se producen las contrarias: la ocultación, la marginación y, algunas veces, hasta el odio.¿Pervive aún la idea de que un enfermo mental es un poseído de espíritus malignos, un castigo para él y sus próximos, como sostenían en épocas pasadas? Quizá sea así, aunque cueste reconocerlo. Desde nuestra forma de pensar, inclu...

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Soy madre de un enfermo mental. Generalmente, una persona enferma provoca en su entorno, en la sociedad, una actitud de apoyo, de solidaridad, también de mayor cariño hacia ella. Sin embargo, en el caso de los enfermos mentales, estas manifestaciones no son tan comunes, más bien se producen las contrarias: la ocultación, la marginación y, algunas veces, hasta el odio.¿Pervive aún la idea de que un enfermo mental es un poseído de espíritus malignos, un castigo para él y sus próximos, como sostenían en épocas pasadas? Quizá sea así, aunque cueste reconocerlo. Desde nuestra forma de pensar, incluso en el entorno más próximo, se tiende a ver su comportamiento como rasgos de su forma de ser, de su carácter, y no como manifestaciones de la enfermedad, tendiendo a reprimirle, y reduciendo su entorno a los familiares más íntimos, si los tiene y son capaces de aguantar la situación.

¿Qué alternativas se ofrecen a estos enfermos y a sus familias, cuando las tienen?

Los métodos sanitarios parecen Iimitarse a incrementar las dosis de medicamentos o tranquilizantes, e internarles temporalmente cuando sus crisis se agudizan.

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Las puertas de un posible trabajo permanecen cerradas para ellos, mientras que conseguir un subsidio, una ayuda por incapacidad laboral, especialmente si es una persona joven, sin empleo previo o en el paro, resulta prácticamente imposible. Estoy de acuerdo con la desaparición de los centros de internamiento permanentes, aislarles toda la vida no era tarnpoco una solución. Pero tampoco lo es dejarles en la calle o conviviendo y dependiendo indefinidamente de sus familiares. Por mucha voluntad, sacrificios, renuncias, que nosotros realicemos, es un problema demasiado grande para resolverlo por nosotros mismos.

¿Por qué no existen (reconociendo el esfuerzo de algunos médicos) tratamientos, ni medios, ni seguimientos adecuados para estos enfermos?

¿Por qué no existe desde los poderes públicos ninguna iniciativa seria, por difícil que sea llevarla a cabo, para sacarles de la oscuridad en que normalmente se encuentran, y a la que nos arrastran, para reinsertarles en la sociedad y permitirles una independencia dentro de sus limitaciones?

Otros colectivos condenados a la marginación lo están consiguiendo. ¿Por qué los enfermos mentales no pueden tener su oportunidad?-

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