Tribuna:Elecciones 3 de Marzo

Jerónimo y la Teoría de la Sorpresa

Ante todo, mucha calma. Vamos a reflexionar.Estimulado por el pharmatón barcelonés y la micebrina sevillana, González ha insistido en una pregunta que según él no ha tenido respuesta. ¿Cómo reaccionará el PP si no gana las elecciones? Para empezar, la pregunta es un absurdo. Científicamente improcedente. Es como plantearse qué pasaría si los burros volaran, dos y dos fueran cinco, Hitler fuera Walt Disney y Djukic no fallara aquel maldito penalti. Como diría Aznar: "Sí, señor González, si Garitano fuera de Cádiz sería Gaditano".

Pero supongamos que, al PP y a los ...

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Ante todo, mucha calma. Vamos a reflexionar.Estimulado por el pharmatón barcelonés y la micebrina sevillana, González ha insistido en una pregunta que según él no ha tenido respuesta. ¿Cómo reaccionará el PP si no gana las elecciones? Para empezar, la pregunta es un absurdo. Científicamente improcedente. Es como plantearse qué pasaría si los burros volaran, dos y dos fueran cinco, Hitler fuera Walt Disney y Djukic no fallara aquel maldito penalti. Como diría Aznar: "Sí, señor González, si Garitano fuera de Cádiz sería Gaditano".

Pero supongamos que, al PP y a los kingmakers, a los hacedores de reyes, les falla la ley de la gravedad. Que la manzana no cae en la cabeza de Newton, sino que Newton levita hacia la manzana. ¿Cuál será su reacción?, pregunta Felipe. Pues, hombre, la duda ofende. Desde Génova enviarán un sentido mensaje de felicitación, los medios más hostiles analizarán con mesura la decisión soberana y Álvarez Cascos pagará unas copas- a Narcís Serra.

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Robert Peel definió la llamada opinión pública como "ese gran compuesto de locura, debilidad, prejuicios, sentimientos negativos, sentimientos positivos, terquedad y sueltos de periódico". Es el tipo de versión caricaturesca al que los socialistas se aferran ahora para fundamentar su Teoría de la Sorpresa. Maquiavelo decía al Príncipe que debía estar muy al loro de la pubblica voce. Y esa voz pública, la actual suma de encuestas e imagen de los medios, vaticina con práctica unanimidad que mañana en Ferraz el príncipe socialista tendrá que escenificar el adiós al poder. Si obtienen en toda España un porcentaje del 33% al 35% podrán presentarlo como un éxito, después de haber ingerido la pócima venenosa de hojas corruptas y raíces de GAL. Y si además el PP no obtuviese la mayoría absoluta, empezaría a tener sentido el nada inocente lapsus de Felipe en la multitudinaria catarsis del Palau Sant Jordi: "Cuando nos volvamos a encontrar aquí, dentro de dos o tres años...".

González ha venido preparando a los suyos con astucia freudiana para cualquier resultado. Aznar sólo nos ha preparado para la victoria. La verdad es que sólo le ciencia más heterodoxa deja un pequeño resquicio para que se cumpla la Teoría de la Sorpresa. Tenemos, por ejemplo, la Le5 de la Incertidumbre de Heisemberg o e Juego de los Posibles de Jacob. En cualquier caso, sobre el 10% de indecisos tendría que operar el efecto underdog, simpatía por el desvalido, más que el de adhesión al ganador o el desmarque resistente. En la historia democrática hay casos notables de desobediencia cívica a las encuestas. Los profesionales demoscópicos dicen que mañana es muy improbable, si no imposible, que esto suceda, y pronostican la rotunda victoria del PP. Sólo discrepa la empresa de encuestas de Jerónimo. A Jerónimo, 70 años, tractorista jubilado, del pueblo de Benalú, lo conocí en Cádiz, en el mitin socialista, y me dijo con muy buen humor que los periodistas no nos estábamos enterando de nada, que él tenía sus datos y su olfato. "Ya verá usted el 3 de marzo". Ahí los tiene. El viejo Jerónimo contra el Séptimo de la Caballería Estadística.

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