La paz, una asignatura común

En los últimos tres años se han derribado algunas barreras esenciales entre las dos comunidades -poco más de millón y medio de personas- que comparten el territorio de Irlanda del Norte, que siguió perteneciendo al Reino Unido tras la partición de la isla en -1921 y la constitución de la República de Irlanda. Por ejemplo, nuevas directrices escolares impusieron un programa escolar común -hasta entonces inexistente- en las escuelas católicas y en las protestantes.Una de las primeras consecuencias fue que la historia de Irlanda empezó a enseñarse en las escuelas protestantes y que la historia br...

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En los últimos tres años se han derribado algunas barreras esenciales entre las dos comunidades -poco más de millón y medio de personas- que comparten el territorio de Irlanda del Norte, que siguió perteneciendo al Reino Unido tras la partición de la isla en -1921 y la constitución de la República de Irlanda. Por ejemplo, nuevas directrices escolares impusieron un programa escolar común -hasta entonces inexistente- en las escuelas católicas y en las protestantes.Una de las primeras consecuencias fue que la historia de Irlanda empezó a enseñarse en las escuelas protestantes y que la historia británica empezó a ser materia obligatoria en las católicas. Hasta entonces unos y otros se habían dedicado a venerar sus propios e irreconciliables mitos.

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Estudiosos del conflicto norirlandés están convencidos de que la única forma real de romper las barreras invisibles que se levantan entre las dos comunidades del Ulster sería fomentar la coeducación. Escuelas mixtas no sólo capaces de absorber a alumnos de ambos sexos, sino de ambas religiones, de ambas culturas.

De momento, el hecho de que empiecen a estudiar las mismas materias parece ya un espectacular paso adelante. El pasado ha empezado a ser más liviano, acaso más ecuánime, para los niños de Irlanda del Norte. "Ahora sólo queda librarse de él", opina en tono humorístico un profesor de instituto que prefiere mantener el anonimato.

Pero como dice Ray Mullan, del Consejo de Relaciones entre Comunidades, regenerar el tejido social dañado por años de conflicto "es una tarea muy lenta". "Cada vez que había un asesinato los periodistas venían a decirme, ¿de qué sirven ustedes? Y yo siempre les contestaba lo mismo. Un conflicto con 400 años de historia no se resuelve fácilmente., Intentamos que la gente de diferentes comunidades tome contacto. Que las fuerzas de seguridad, casi exclusivamente protestantes, aprendan historia y empiecen a entender las raíces del conflicto".

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