Editorial:

Claroscuro argelino

EL RÉGIMEN argelino acaba de prohibir a los medios de comunicación de su país que difundan informaciones independientes sobre atentados terroristas, enfrentamientos armados y, en general, sobre las actividades de las fuerzas de seguridad y sus rivales de los grupos islamistas armados. Los medios sólo están autorizados a publicar o emitir los comunicados oficiales y los periodistas que transgredan esa norma se arriesgan a ir a la cárcel. Semejante cortapisa a la libertad de información prueba que, pese a las declaraciones oficiales de que la situación se está normalizando, Argelia sigue ...

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EL RÉGIMEN argelino acaba de prohibir a los medios de comunicación de su país que difundan informaciones independientes sobre atentados terroristas, enfrentamientos armados y, en general, sobre las actividades de las fuerzas de seguridad y sus rivales de los grupos islamistas armados. Los medios sólo están autorizados a publicar o emitir los comunicados oficiales y los periodistas que transgredan esa norma se arriesgan a ir a la cárcel. Semejante cortapisa a la libertad de información prueba que, pese a las declaraciones oficiales de que la situación se está normalizando, Argelia sigue en estado de guerra.Cierto es que en Argel hay signos de mayor tranquilidad: la población sale a las calles y, para que pueda celebrar el fin de la jornada de ayuno del Ramadán, las autoridades han levantado el toque de queda. Sin. embargo, en la capital siguen estallando coches bomba, y fuera de ella continúan los choques armados. El régimen afirma que son los últimos coletazos de la rebelión de los islamistas contra los militares que en enero de 1992, ayer se cumplieron cuatro años, depusieron al presidente Chadli Benyedid y anularon las elecciones legislativas ganadas por el Frente Islámico de Salvación (FIS).

En las elecciones presidenciales del 16 de noviembre, los argelinos votaron con un inmenso deseo de paz. La mayoría apostó porque el general retirado Liamín Zerual sería capaz de mantener el orden y de realizar los gestos políticos necesarios para desactivar la guerra civil. Aceptando de hecho la legitimidad de Zerual, el FIS anunció su voluntad de dialogar con él y suspender las acciones de su brazo armado. Pero. ello no será posible hasta que no sean liberados Abali, Madani y otros líderes.

Entretanto, Zerual se ha asegurado el control del Frente de Liberación Nacional (FLN). El antiguo partido único en el poder se había situado en la disidencia y había firmado el acuerdo de Roma con otras formaciones de la oposición laica e islamista. Pero en la última reunión de su cúpula, los partidarios de Zerual se desembarazaron del crítico secretario general Abdelhamid Mehri para darle el cargo al más acomodaticio Bualem Benhamuda. Zerual quiere devolver a un FLN bajo su férula el papel de partido del sistema capaz de ganar unas futuras elecciones legislativas.

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Pero lo que los argelinos le piden es paz, apertura política y lucha contra la corrupción y la inflación. Las esperanzas de noviembre aún no se han marchitado, pero si no empiezan a traducirse en hechos pueden verse contaminadas por el desencanto.

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