La moneda única es una trampa política de alto coste, según Miguel Boyer

El ex ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, asegura que la moneda única europea es una trampa política que puede tener un-alto coste económico para los países que participen en ella. Boyer afirma, en una entrevista que publicó ayer El Periódico de Catalunya, que Ia experiencia de las devaluaciones de la peseta, la libra esterlina y la lira en 1992 y 1993, y el colapso del Sistema Monetario Europeo (SME), cuando se ampliaron las bandas de fluctuación de las monedas europeas al + /-15%, me despertaron de un sueño dogmático respecto a la conveniencia de la moderna única, por emple...

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El ex ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, asegura que la moneda única europea es una trampa política que puede tener un-alto coste económico para los países que participen en ella. Boyer afirma, en una entrevista que publicó ayer El Periódico de Catalunya, que Ia experiencia de las devaluaciones de la peseta, la libra esterlina y la lira en 1992 y 1993, y el colapso del Sistema Monetario Europeo (SME), cuando se ampliaron las bandas de fluctuación de las monedas europeas al + /-15%, me despertaron de un sueño dogmático respecto a la conveniencia de la moderna única, por emplear una expresión famosa de Kant". Boyer añade que "hay que aprender de las experiencias".Preguntado sobre cuál era ese sueño dogmático, Boyer se refiere al dogma sostenido por la Comisión Europea antes de septiembre de 1992 que se refería a que los tipos de cambio habían dejado de ser un instrumento útil para la política económica. El otro dogma, asegura Boyer, era que las paridades variables son incompatibles con el mercado único. "Siempre me ha parecido que la ' experiencia histórica demuestra que es falso", asegura.

Evolución de precios

El ex ministro señala que se debe ser "realista" ya que Ia probabilidad de que 10 ó 15 países muy diversos coincidan permanentemente en la evolución de sus precios, o en sus costes laborales unitarios, que viven dados por la diferencia entre salarios y productividad, es prácticamente nula". Miguel Boyer añade en la entrevista que "aun cuando se admitiera como conveniente el objetivo de la moneda única, el camino que se delineó en el Tratado de Maastrich y en las cumbres europeas posteriores parece poco sensato". Boyer afirma que el Plan Delors "era menos imprudente y no fijaba fechas para la unión monetaria, sino condiciones de convergencia". Miguel Boyer afirma que hay que reducir la inflación, el déficit y la deuda pública porque "son objetivos sensatos en sí mismos, y no por que lo diga Maastrich". Para el ex ministro, el hecho de que se establecieran fechas para alcanzar la unión monetaria respondió a la idea de "hacer creíble el proyecto". "Ahora, a dos años vista, excepto Luxemburgo, nadie cumple las condiciones de convergencia, Se trata de llegar por los pelos a una convergencia que puede ser precaria y fijar los tipos de cambio irreversiblemente sin tener tiempo de comprobar si esa convergencia es estable o no", añade.

En ese sentido, Boyer considera que se ha llegado tan lejos a esta utopía monetaria "por motivos políticos. La obsesión de sentarse mano a mano con Alemania es una trampa política que tiene un precio económico muy alto y a la que los políticos les cuesta mucho sustraerse".

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