Cartas al director

Páginas emotivas

Pocas páginas de prensa me han resultado tan emotivas como el recuerdo que, en el último día del año, dedica Eduardo Haro Tecglen a José Altabella. Me le ha reavivado un 14 de abril, en el Ateneo, dibujando memorias idas. Para mí fue enriquecedor coincidir con él en las tan humanísticas cenas de los Amigos de Julio Camba. Con Altabella desaparece una doble especie de prójimos cada vez más rara, la de quienes saben de todo y nunca regatean su saber.Las exigencias de la especialización y la avalancha de novedades en cada materia van encasillando más y más a los estudiosos en su parcela, acabando...

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Pocas páginas de prensa me han resultado tan emotivas como el recuerdo que, en el último día del año, dedica Eduardo Haro Tecglen a José Altabella. Me le ha reavivado un 14 de abril, en el Ateneo, dibujando memorias idas. Para mí fue enriquecedor coincidir con él en las tan humanísticas cenas de los Amigos de Julio Camba. Con Altabella desaparece una doble especie de prójimos cada vez más rara, la de quienes saben de todo y nunca regatean su saber.Las exigencias de la especialización y la avalancha de novedades en cada materia van encasillando más y más a los estudiosos en su parcela, acabando por disminuir la curiosidad por las ajenas. Su sapiencia era tan anchurosa como su humanidad y su generosidad tan caudalosa como su verbo.-

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