Reportaje:

El tebeo de papa

Los padres disputan a sus hijos los volúmenes del Salón del Libro Infantil

Las estadísticas del crecimiento demográfico dicen que tocamos en España a muy pocos hijos por pareja: no llegan a dos. De manera que es muy fácil encontrarse, en convocatorias culturales o de ocio para niños, con que por cada dos mayores hay algo más de un pequeño. Si la fría estadística resulta lejana, y a veces increíble, es bueno comprobarla en la XIX Edición del Salón del Libro Infantil y Juvenil que estos días acoge la Casa de Vacas. A primera vista parece haber más padres que hijos. Pero, encima, los mayores no permanecen de brazos cruzados, sino que acuden prestos a las casetas a hacer...

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Las estadísticas del crecimiento demográfico dicen que tocamos en España a muy pocos hijos por pareja: no llegan a dos. De manera que es muy fácil encontrarse, en convocatorias culturales o de ocio para niños, con que por cada dos mayores hay algo más de un pequeño. Si la fría estadística resulta lejana, y a veces increíble, es bueno comprobarla en la XIX Edición del Salón del Libro Infantil y Juvenil que estos días acoge la Casa de Vacas. A primera vista parece haber más padres que hijos. Pero, encima, los mayores no permanecen de brazos cruzados, sino que acuden prestos a las casetas a hacerse con alguno de los pocos ejemplares de Las aventuras de Tintín que leyeron cuando tenían la edad de sus descendientes.Como niños, cogen su libro, se acomodan en el suelo (las que llevan faldas demasiado estrechas, en las pocas sillas de tijera que hay) y ¡a disfrutar! Si fuera llueve, el placer es doble. Hay, incluso, quien no acude expresamente al salón, sino que se encuentra en mitad del Retiro soportando un inoporturio chaparrón, y se refugia en la Casa de Vacas, convertida estos días en salón de lectura. Eso sí, un salón de lectura muy especial, porque ni está en silencio -más bien todo lo contrario- ni dispone de mesas con lamparilla, sino, de un magnífico suelo enmoquetado.

Hay quienes no leen, por su edad, pero tienen la posibilidad de hacerse con algún ejemplar para tocar (libros que estimulan el tac to del bebé) , y también quienes no leen con sus ojos pero sí con los dedos, puesto que el salón dedica un apartado a invidentes.

Sofía tiene poco más de un año y, desde luego, hace menos bulto que el libro gigante que se empeña en arrastrar; sus páginas de cartón muy grueso tienen un tamaño que permiten que la niña se siente sobre ellas y aún le quede visible la mitad de Ias ilustraciones. Al lado, su madre le dice el nombre de los más de cuarenta animales que una sola página contiene. Cerca de ellas, un niño y una niña forman payasos a partir de un libro-rompecabezas; otra pega su oreja a un cuento musical que apenas se oye porque se ha quedado sin pilas, pero la pequeña pone todo su empeño en escuchar las canciones de cuna que contiene; ya no tiene edad, pero dice que le va a pedir a los Reyes uno igual, que se oiga fuerte.

Unas niñas ríen y juegan a disparatar: el bebé en el suelo, la mamá en la cuna, el pañal en la cabeza del papá y el biberón en la boca del perro; están felices porque nadie les corrige. Ésa es la clave del éxito del salón, que los niños acceden a los libros sin la intervención de ningún adulto.

Salón del Libro Infantil y Juvenil. Casa de Vacas (Parque del Retiro, metro Retire). Hasta el 6 de enero. Laborables; de once de la mañana a ocho de la tarde, y festivos, de once de la mañana a siete de la tarde. Gratuito.

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