3.600 millones de kilómetros para morir en Júpiter

En la aventura espacial, nunca se había llegado hasta las misteriosas nubes de Júpiter. Esta madrugada, por primera vez, un artefacto hecho por el hombre penetró en la atmósfera del planeta gigante, imitando modestamente el choque del come ta Shoemaker-Levy, el año pasado, en el mismo lugar. La sonda llevaba seis instrumentos para medir la composición, temperatura y presión durante su inmersión de una hora, que terminó con su destrucción completa. La nave Galileo, en órbita de Júpiter, recibió los datos para enviarlos después a los científicos. Es el momento, cumbre de una misión inter...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En la aventura espacial, nunca se había llegado hasta las misteriosas nubes de Júpiter. Esta madrugada, por primera vez, un artefacto hecho por el hombre penetró en la atmósfera del planeta gigante, imitando modestamente el choque del come ta Shoemaker-Levy, el año pasado, en el mismo lugar. La sonda llevaba seis instrumentos para medir la composición, temperatura y presión durante su inmersión de una hora, que terminó con su destrucción completa. La nave Galileo, en órbita de Júpiter, recibió los datos para enviarlos después a los científicos. Es el momento, cumbre de una misión interplanetaria que comenzó hace seis años en la Tierra y que ha recorrido 3.600 millones de kilómetros.

Archivado En