David Martín recibió dos golpes mortales, en la nuca y en la frente

David Martín, de 20 años, apaleado asta la muerte el asado 14 de octure por un grupo de ultras a las puertas de un bar de copas de Arganda (29.000 habitantes) recibió al menos dos golpes mortales en la cabeza, según la autopsia.Esta afirmación del forense que estaba de guardia el día en que Martín murió abre un nuevo camino en las investigaciones sobre el fallecimiento de este vecino de Pinto (24.900 habitantes): teóricamente, pudieron ser dos las personas que le provocaron la muerte, y no sólo una como suponían los inestigadores. Y es que, por el momento, sólo hay un sospechoso en prisión...

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David Martín, de 20 años, apaleado asta la muerte el asado 14 de octure por un grupo de ultras a las puertas de un bar de copas de Arganda (29.000 habitantes) recibió al menos dos golpes mortales en la cabeza, según la autopsia.Esta afirmación del forense que estaba de guardia el día en que Martín murió abre un nuevo camino en las investigaciones sobre el fallecimiento de este vecino de Pinto (24.900 habitantes): teóricamente, pudieron ser dos las personas que le provocaron la muerte, y no sólo una como suponían los inestigadores. Y es que, por el momento, sólo hay un sospechoso en prisión.

La juez encargada de instruir el caso, Paloma Rebate, dejó en libertad, a los pocos días de los hechos, a tres de los uatro detenidos por la Guardia Civil. ¿El motivo? Juan Mauel González Gutiérrez, de 21 años; su hermano Eugenio, de 18 años; y Juan Luis Sanz Ávarez, de 17 años, habían señalado a Miguel Ángel Castellano, de 18 años, como único posible causante de la muerte. Los res encausados declararon, según fuentes judiciales, que Castellano se abalanzó sobre David Martín con ambas piernas por delante, le derribó y éste se golpeó contra el suelo. La juez les creyó, Los dejó en libertad provisional bajo una fianza de 50.000 pesetas. Pero la presencia de dos golpes mortales debilita la hipótesis de la fatal casualidad.

Según el forense, David Martín fue apaleado brutalmente en el rostro. "Recibió varios impactos; al menos, tantos como zonas contusivas enumeradas en el examen externo (ojo izquiedo, nariz, boca, temporoparietal derecho y occipital)". El médico indica también que los golpes le produjeron "una contusión nasal, con fracturas e los huesos propios de la nariz". En el resto de su cuerpo no le aprecían "signos de violencia, ni de lucha, ni de defensa". El forense cree que David, no pudo defenderse. El informe continúa: "La gravedad de este traumatismo craneoencefálico, con fractura craneal en dos localizaciones y hemorragia cerebral meníngea, produjo una situación de shock traumático que se hizo irreversible y originó la muerte cerebral del sujeto con parada cardiaca final".

El forense concluye: "Por tanto, se trata de una muerte violenta a consecuencia de lesiones traumáticas. De las cuales al menos dos de ellas con fractura craneal a nivel occipital [nuca] y parietotemporal derecho [lado derecho de la frente] con hemorragia cerebral, y obedecen a dos impactos diferentes y han sido máximas responsables en la causa de la muerte".

El asesinato de David, según los investigadores, fue cometido por un algunos de los integrantes de la banda de ideología ultraderechista Los Pastilleros. La Guardia Civil, tras la muerte de Martín, detuvo a cuatro supuestos miembros de este grupo. Algunos de los pastilleros ya contaban con antecedentes policiales por agresión y posesión de propaganda racista y pronazi.

Según los investigadores, ninguna de las decenas de personas que observaron la muerte de David intervino para salvar su vida. La banda -según fuentes del caso- mató a David tras acorrarlarle e insultarle sin provocación alguna en el bar Matt, situado en una zona de copas de Arganda. Ante el acoso, David, que había acudido al establecimiento a tomarse una copa con cinco amigos, decidió escapar. Se dirigió, acompañado, a una cercana sala de juegos reacreativos. Los ultras salieron en su busca. David aceleró, pero en plena carrera cayó. Los matones le molieron a puñetazos, le patearon y le machararon el cráneo. Fue ingresado en el hospital Gregorió Marañón, donde murió dos días después.

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Un compañero de la víctima, aterrorizado, se escondió bajo un camión. Por eso está, vivo.

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