Tribuna:

El prestidigitador

Es casi seguro que en el caso Argentia Trust ni los accionistas de Banesto ni el público en general podrán saber algún día qué pasó con los 600 millones pagados por orden de Mario Conde el 10 de julio de 1990. En cambio, ya se puede contar con que las piruetas del juez y de Conde dirigidas a mantener abierto el caso como percha para colgar el sumario del caso Banesto serán interminables.Las piruetas tienen siempre el mismo escenario. El juez Miguel Moreiras tiene paralizados los recursos presentados por la Fiscalía de la Audiencia Nacional contra sus autos, recursos que plantean la nece...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Es casi seguro que en el caso Argentia Trust ni los accionistas de Banesto ni el público en general podrán saber algún día qué pasó con los 600 millones pagados por orden de Mario Conde el 10 de julio de 1990. En cambio, ya se puede contar con que las piruetas del juez y de Conde dirigidas a mantener abierto el caso como percha para colgar el sumario del caso Banesto serán interminables.Las piruetas tienen siempre el mismo escenario. El juez Miguel Moreiras tiene paralizados los recursos presentados por la Fiscalía de la Audiencia Nacional contra sus autos, recursos que plantean la necesidad de que dicte la apertura del juicio oral en base a la calificación del fiscal Gordillo. Al juez esa calificación no le gusta porque no implica a uno de los que él desearía ver como acusados, Antonio Navalón, ex asesor de Conde. Entonces ha intentado alguna vía para inculparle. Como no lo ha conseguido, hasta ha ayudado a resucitar la personación de José María Ruiz-Mateos, si bien aun no se ha pronunciado oficialmente.

Más información

Ahora- Moreiras y su equipo han encontrado la vía para dilatar la solución de los recursos y dictar el auto de apertura de juicio oral. Se trata de una maniobra de prestidigitación. El abogado de Navalón presentó hace algunos días un escrito en el que preguntaba al juez si los hechos que habían ocurrido durante los últimos cuarenta días -en los que Moreiras implicó públicamente a Navalón- no aconsejaban, según dice la ley, que se abstuviera de juzgar a su cliente. El abogado utilizaba una figura, la de la abstención, que está contemplada, en la, ley.

Moreiras debió decir: "¡Esta es la. mía!". Decidió, pues, elaborar un auto en el que dice que se trata de una recusación de facto, se da por recusado y, como obviamente no puede ser él quien resuelva sobre el asunto, ha enviado el- tema al juez que le sustituye cuando él, Moreiras, se halla de vacaciones o en caso de inhibirse. El objetivo de implicar a García-Castellón en sus maniobras no podría ser más evidente. Quiere que pique en algún sentido: si dice que Moreiras debería ser efectivamente recusado, se vería que García-Castellón es el malo; si afirma que se inhibe porque él, García-Castellón, lleva asuntos de Banesto, se podría arguir que ambos casos son conexos y, por tanto, deberían recaer en el que investiga con anterioridad. Es decir, Argentia Trust; es decir, Moreiras. ¡Que venga Jesús Santaella y lo vea!

La fabricación de esta recusación es un medio para ganar tiempo y enmarañar las cosas como para atribuir el retraso de la apertura del juicio oral a la "situación procesal" planteada. Moreiras es un temerario. Desfigurar una pregunta de asbtención y convertirla en recusación. Intentar enfangar a García-Castellón. Y después de soltar su autito, marcharse hasta el lunes. Too much.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En