Abuelos enjaulados

La Junta de Ciudad Lineal arrincona a los ancianos de un centro social para celebrar una exposición de palomas

Los viejos del Centro Social Príncipe de Asturias se quejan de que sus familiares les echan de casa para que no molesten. Los ancianos, alegres por ver la luz del día y poder charlar con sus amigos, se refugian en ese local dependiente de la Junta de Ciudad Lineal. Así era hasta hace una semana, cuando el Ayuntamiento decidió destinar la sala que tenían para sus actividades a una exposición de palomas.Desde entonces, los mayores están amontonados en uña sala de menos de 100 metros cuadrados desde. Son más de 200 personas. Otros 300 asiduos han dejado de ir al centro ante la angustiosa falta de...

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Los viejos del Centro Social Príncipe de Asturias se quejan de que sus familiares les echan de casa para que no molesten. Los ancianos, alegres por ver la luz del día y poder charlar con sus amigos, se refugian en ese local dependiente de la Junta de Ciudad Lineal. Así era hasta hace una semana, cuando el Ayuntamiento decidió destinar la sala que tenían para sus actividades a una exposición de palomas.Desde entonces, los mayores están amontonados en uña sala de menos de 100 metros cuadrados desde. Son más de 200 personas. Otros 300 asiduos han dejado de ir al centro ante la angustiosa falta de espacio.

La mayoría de los viejos se resignan. Otros claman: "Nos han metido en una única sala para ha cer sitio a una exposición de palomas. Las aves están donde nosotros solíamos jugar al ajedrez y charlar. ¿Es esto justo?".

Y es que la Junta de Ciudad Lineal considera que las palomas, unas 300, deben ocupar durante esta semana el gran salón donde los ancianos charlaban, jugaban, se aburrían y disfrutaban cada día. "LIegaron hace unos días. Los organizadores de la exposición llenaron todo de jaulas y, sin darnos explicaciones, nos echaron. El centro siempre está abarrotado de jubilados. Ahora tenemos que estar por los pasillos porque en la sala que nos han asignado, no cabemos. Hemos llegado a ser más de 500 personas en menos de 1100 metros. Muchos se han marchado porque no pueden resistir esta angustia", explicó ayer Isidro Barrio, de 68 años.

"Mire, los servicios no tienen papel higiénico. Huelen al orines. A nadie le importamos. Nos tratan igual que a animales y nosotros somos personas, viejos, pero personas", se emocionaba Gregorió Tarecena, de 65 años.

El concejal del distrito, Javier Delgado, explicó ayer que él no ha tomado la decisión de arrinconar a los ancianos: "Fue el anterior edil [su actual compañero de corporación, Jorge Barbadillo]. Ayer [por anteayer] mandé que habilitasen otras dos salas [de unos 20 metros cuadrados]. Es el último año que esto se organiza. No ha sido una decisión acertada", reconoció. "El lunes [cuando acabe la exposición] todo volverá a la normalidad. Se lo aseguro prometió. "Yo he estado en el despacho del concejal, Su oficina es mayor que el lugar donde nos apilan. Él algún día, también será viejo. ¿Por qué nos hace esto si sólo nos quedan dos días? Nosotros le pusimos ahí y ahora nos maltrata. No es una cuestión de tiempo, sino de dignidad. ¿Es que acaso, prefiere una paloma a un anciano?", le respondía Isidro Indiano, de 76 años, entristecido. Muy entristecido.

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