LOS SOCIOS DESAPRUEBAN LAS CUENTAS DEL MADRID

La asamblea del Madrid rechaza la gestión de Mendoza

Ramón Mendoza recibió ayer una dura contestación de los socios del Real Madrid. Por vez primera en sus 10 años de presidencia, perdió una asamblea. Los compromisarios rechazaron su gestión económica. No se aprobaron las cuentas del ejercicio 1994-95, que arrojan unas pérdidas de 1.992 millones, dentro de una deuda global que asciende a más de 12.000 millones. La derrota -392 votos a favor, 420 en contra, 1 en blanco, 7 nulos y 46 abstenciones- coloca al club en una difícil situación. Mendoza, tras la suspensión de la sesión aseguró: "No he pensado en dimitir, sería de 'cobardes". La directiva ...

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Ramón Mendoza recibió ayer una dura contestación de los socios del Real Madrid. Por vez primera en sus 10 años de presidencia, perdió una asamblea. Los compromisarios rechazaron su gestión económica. No se aprobaron las cuentas del ejercicio 1994-95, que arrojan unas pérdidas de 1.992 millones, dentro de una deuda global que asciende a más de 12.000 millones. La derrota -392 votos a favor, 420 en contra, 1 en blanco, 7 nulos y 46 abstenciones- coloca al club en una difícil situación. Mendoza, tras la suspensión de la sesión aseguró: "No he pensado en dimitir, sería de 'cobardes". La directiva anunció ayer que en 15 días convocará otra nueva asamblea para intentar desbloquear la situación. De no aprobarse, la situación volvería a bloquearse.

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Ramón Mendoza vive sus horas más difíciles al frente del Real Madrid, club que dirige desde hace más de diez años. Ayer en la asamblea de socios compromisarios su gestión fue reprobada. El club queda ahora a merced de una nueva sesión. Sólo una movilización mayor de las fuerzas partidarias de la directiva modificará la situación.El número de asistentes a la cita fue de 942, ligeramente superior a otras ocasiones. Tienen derecho a hacerlo 1.700. Mendoza tuvo un apoyo. similar en anteriores asambleas, cerca de los 400 votos, pero la movilización de los compromisarios contrarios a su gestión fue mayor. La directiva intentó que las cuentas se aprobaran a mano alzada, pero la presencia a simple vista de un mayor número de papeletas rojas, contrarias a la aceptación, provocó un recuento voto a voto. La tensión en la sala durante el escrutinio fue grande. Mendoza reflejaba en su rostro la preocupación que vivía. Su vicepresidente, Lorenzo Sanz, leía la memoria del club sin querer acercarse a presenciar la recogida de papeletas. José María Stampa, el secretario, dio a conocer el resultado, y entonces las voces contra la directiva se alzaron aún más. Se suspendió la sesión, ya que la reprobación, de las cuentas impedía abordar los otros puntos del orden del día. Mendoza fue despedido con gritos de "¡dimisión, dimisión!".

Mendoza fue claro: "Marcharme ahora sería un gesto de cobardía. No, es la primera vez que un club vive esta situación. En el Athletic sucedió hace poco". El presidente se refería a cuando en el año 1993 los socios se negaron a aceptar la propuesta de Lertxundi de subir las cuotas. Al final, el dirigente rojiblanco tuvo que cambiar de idea.

La situación de ayer no sorprendió, a Mendoza. "Desde el principio he visto que el ambiente estaba muy crispado y politizado. Lo que ha pasado aquí es el reflejo de lo que pasa en el país. Pero no pasa nada... Dentro de 15 días convocaremos otra asamblea, y espero más gente".

El presidente hizo el siguiente análisis de lo sucedido: "La diferencia ha sido de sólo 37 votos en contra. En total no es más que el 25% o 27%, ya que no han venido más que el 55% de los compromisarios. Para que me vaya tendrían que pedírmelo dos tres cuartas partes de la masa social. Además ha habido elecciones hace sólo unos meses".

Pero la actual directiva ha visto cómo los problemas crecían en los últimos nueve meses de mandato. La oposición cree haberse fortalecido y dice ahora que tiene más respaldo. Mendoza es quien padece un mayor desgaste. Sin embargó, formalmente un voto negativo no lleva implícita la marcha del presidente. No es un voto de censura, para lo que sería necesaria una asamblea extraordinaria y el respaldo de las dos terceras partes.

Y es que la hora de discurso de Mendoza no convenció esta vez a los compromisarios. Las explicaciones de Antonio Méndez, a quien apenas se oía y entendía, tampoco. Ni tan siquiera entre ellos se pusieron de acuerdo al dar las cifras. El presidente habló de que la deuda bruta era de 12.000 millones, pero exigible sólo 6.500 millones, y el tesorero dijo que la bruta era de 14.000, pero que la real sólo ascendía a 4.800 millones.

Tampoco hubo esta vez nada en la chistera del presidente. Sus soluciones para el futuro pasan según contó, por una renegociación de los acuerdos con Infosa -o por el contrario la denuncia del contrato- y por unos acuerdos de colaboración con la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, acuerdos cuyo contenido no desveló. En el capítulo deportivo anunció el regreso al club de Alfonso Pérez, previo pago al Betis de 350 millones.

Mendoza también pasó de puntillas a la hora de. explicar la fuga de Villar Mir y su equipo. Sólo se refirió a ellos para decir: "Han encargado un auditoría por encima del rigor".

Juan Miguel Villar Mir rompió ayer su silencio tras dimitir hace casi tres meses. "Siento lo que ha sucedido. Es malo para el Madrid" se lamentó. "Pero, quiero aclarar que yo no he dicho que si ejecutan los avales, la directiva acabará en Carabanchel. Me considero muy amigo de Ramón Mendoza otra cosa es que discrepara con él. En mi opinión, el Madrid tiene solución". Villar Mir también dijo a EL PAÍS que en ningún momento está utilizando la información que tiene del club: "Ni voy a desvelar el contrato de Sanchis, ni he filtrado los papeles de Petrovic. Lo que sí es cierto es que a través de una empresa mía logré pagar 962 millones a los jugadores, ya que al Madrid los bancos en ese momento no le daban un crédito".

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