Tribuna:

Por la boca muere el pez

El juez Miguel Moreiras, al redactar su informe al presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, intuyó bien: el Consejo General del Poder Judicial no pasaría por alto la infracción grave de revelación de pública de los hechos conocidos durante su actuación sumarial del pasado miércoles 11, bajo la forma de unas declaraciones al diario Abc. Por eso, la parte de su explicación a Auger, en la que adulteraba, sin citarlas, frases de su propia entrevista fue la más elaborada.Una vez más allí donde Moreiras dijo digo pretendió que había dicho Diego. Nadie, a estas altura...

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El juez Miguel Moreiras, al redactar su informe al presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, intuyó bien: el Consejo General del Poder Judicial no pasaría por alto la infracción grave de revelación de pública de los hechos conocidos durante su actuación sumarial del pasado miércoles 11, bajo la forma de unas declaraciones al diario Abc. Por eso, la parte de su explicación a Auger, en la que adulteraba, sin citarlas, frases de su propia entrevista fue la más elaborada.Una vez más allí donde Moreiras dijo digo pretendió que había dicho Diego. Nadie, a estas alturas, y "sin entrar a valorar los aspectos puramente jurisdiccionales de su actuación" (el estrafalario no encarcelamiento del ex banquero Mario Conde), según reza la nota del CGPJ, podía creerle.

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En su última versión, el informe elevado al presidente de la Audiencia Nacional, Moreiras ya se desdecía de haber dejado fuera de la declaración de Conde aquellas manifestaciones, precisamente, las que le habían permitido el pasado domingo 15 asegurar que el ex banquero le había convencido de que los 600 millones se los había dado a Antonio Navalón para que pagase al PSOE por las exenciones Fiscales concedidas en 1990.

Tan infantil les su relato que pretendía convencer a los jueces -ese era el destino del informe elevado a Auger- de que, en realidad, lo que no se incorporó a la declaración de Conde fue el intercambio cruzado entre el ex banquero y su abogado, Mariano Gómez, de Liaño, durante la transcripción de la misma. Por la boca, pues, se ha vuelto a demostrar, muere el pez.

En manos del instructor está la posibilidad, en función de la composición de lugar que se haga en los próximos días, de proponer al pleno del CGPJ la adopción de una medida de suspensión provisional del juez Moreiras, mientras se incoa el expediente, si considerase que la falta fuera muy grave, al dejar indefensas a personas no inculpadas.

Pero la manera decidida con la que la comisión disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial ha actuado sugiere otro hecho interesante a tener en cuenta. El ministro de Justicia e interior, Juan Alberto Belloch, interesó el pasado" martes al fiscal general del Estado, Carlos Granados, para que este iniciara acciones legales contra el juez Moreiras. Granados ha convocado, como cabía esperar, a la junta de fiscales.

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Pero tras la resolución de la comisión disciplinaria del CGPJ, Granados y su junta tendrán que enfrentarse más abiertamente al dilema hamletiano de ser o no ser: presentar o no una querella contra Moreiras.

Al optar la comisión disciplinaria directamente por la apertura del expediente, obviando un paso previo como podía ser el inicio de diligencias para ver si cabía o no abrir un expediente disciplinario, Granados tiene, menos recorrido. Ya no puede, por ejemplo, sugerir al CGPH el inicio de dichas diligencias, un camino que hubiera sido, antes de la decisión adoptada ayer, previsible. Granados, ser o no ser.

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