Un padre niega la pensión a su hija concebida con ayuda artificial

La negativa de Michael Bloor, un británico de 46 años, a mantener a su única hija tras divorciarse puede sentar un precedente legal en el Reino Unido. La pequeña Stephanie fue concebida hace una década gracias a la inseminación artificial. Michael dice que no es su padre biológico y carece de responsabilidades económicas. Sylvia, la madre, asegura que él firmó todos los documentos exigidos en su día por los médicos. Es más, hasta la ruptura del matrimonio la niña creía que se trataba de su auténtico progenitor. Los tribunales decidirán si debe contribuir a su edupación y necesidades vitales.Mi...

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La negativa de Michael Bloor, un británico de 46 años, a mantener a su única hija tras divorciarse puede sentar un precedente legal en el Reino Unido. La pequeña Stephanie fue concebida hace una década gracias a la inseminación artificial. Michael dice que no es su padre biológico y carece de responsabilidades económicas. Sylvia, la madre, asegura que él firmó todos los documentos exigidos en su día por los médicos. Es más, hasta la ruptura del matrimonio la niña creía que se trataba de su auténtico progenitor. Los tribunales decidirán si debe contribuir a su edupación y necesidades vitales.Michael Bloor ha aprovechado un matiz técnico para rechazar a su antigua familia. La ley de fertilización y embriología humana, aprobada en 1990, exige el consentimiento del padre antes de cualquier inseminación artificial. El problema es que no tiene efectos retroactivos. La futura resolución de los jueces aclarará así la afiliación debe aplicarse siempre a todos los supuestos.

Hasta la fecha, la ocultación por parte de la madre de la propia inseminación artificial dejaba muchos formularios en blanco. El padre creía que la concepción había sido natural y las discusiones económicas del divorcio tenían otro cariz.

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