FÚTBOL. SEGUNDA DIVISIÓN A Y B

Los niños del Mosca toman el mando

Fue una victoria por agotamiento. El Orense lo había intentado todo, había estrellado balones en el poste, dominaba. Pero se mostraba reiteradamente desacertado en el último disparo. "Tenemos una mierda pegada a la bota hoy", se lamentaba, en clave escatológica, el entrenador del Orense, Teixidó Vilacha. Motivos tenía para quejarse. En cuanto sus delanteros olían gol, aparecía la siniestra plasta.Y cuando los minutos y las carreras empezaban a hacer mella en la plantilla gallega, emergió la frescura y el desparpajo del Moscardó, la insolencia de una legión de imberbes. El pelotón de los novato...

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Fue una victoria por agotamiento. El Orense lo había intentado todo, había estrellado balones en el poste, dominaba. Pero se mostraba reiteradamente desacertado en el último disparo. "Tenemos una mierda pegada a la bota hoy", se lamentaba, en clave escatológica, el entrenador del Orense, Teixidó Vilacha. Motivos tenía para quejarse. En cuanto sus delanteros olían gol, aparecía la siniestra plasta.Y cuando los minutos y las carreras empezaban a hacer mella en la plantilla gallega, emergió la frescura y el desparpajo del Moscardó, la insolencia de una legión de imberbes. El pelotón de los novatos desarmó al Orense en cuestión de 15 minutos. Atrás quedaba un partido de constante dominio del Orense, siempre con el balón controlado, siempre descontrolándolo en los últimos metros.

Quedaban 15 minutos para el final cuando Camacho, el joven lateral izquierdo del Mosca, protagonizaba una jugada de fuerza y clase. Su insolencia y el resultado de ésta, un gol de Egido, animó al resto de la tropa. Minutos más tarde, Adolfo, otro imberbe, conseguía un señor golazo.

Algunos podían pensar que los buenos días del Mosca eran historia. Descapitalizado para esta temporada, sin Movilla, Guerra y compañía, algunos se preparaban para sufrir. Pues no está tan claro. Una legión de imberbes está empeñada en demostrar lo contrario.

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