Víspera
Hace mucho tiempo que no se sienta a escribir en su mesa. Quiere ser periodista. Cree que tiene muchas ideas dentro de su cabeza y que sólo necesita que alguien le enseñe a sacarlas. Porque está muy confuso.Ya no es como antes, cuando se dedicaba a poner sobre el papel lo primero que se le pasaba por la imaginación. Porque ahora su imaginación está siempre saturada de las mismas cosas, los mismos problemas sin solución que un día tras otro son portada en los periódicos.
Y ya está harto.
Mientras llega el día en que alguien le diga que ya está, que ya es periodista y tiene el camp...
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Hace mucho tiempo que no se sienta a escribir en su mesa. Quiere ser periodista. Cree que tiene muchas ideas dentro de su cabeza y que sólo necesita que alguien le enseñe a sacarlas. Porque está muy confuso.Ya no es como antes, cuando se dedicaba a poner sobre el papel lo primero que se le pasaba por la imaginación. Porque ahora su imaginación está siempre saturada de las mismas cosas, los mismos problemas sin solución que un día tras otro son portada en los periódicos.
Y ya está harto.
Mientras llega el día en que alguien le diga que ya está, que ya es periodista y tiene el campo libre, ha pensado que cuanto más escriba, mejor.
Piensa que la práctica le ayudará a ver sus errores y perfeccionarse a sí mismo, mientras llega el día...
Ha decidido no volver a escribir sobre temas trascendentales hasta que sepa cómo expresar con claridad sus ideas, ya que hasta el momento lo único que ha conseguido es liarse en su propio ovillo y acabar divagando. Cualquier persona que haya leído alguno de sus "manuscritos filosóficos" sabrá de lo que estoy hablando.
Ha descubierto que le resulta más fácil hablar sobre él en tercera persona.
Se siente como un volcán esperando un terremoto que provoque una gran explosión de pensamientos...-