Cartas al director

Mili

Me dirijo a usted una vez terminado mi servicio militar, en el grupo del Cuartel General del Macan, en Las Palmas de Gran Canaria, para hacerle llegar mi más profunda disconformidad con relación a unos hechos que se producen de forma rutinaria en el citado cuartel.Como ciudadano español, sentí el derecho, y no sólo la obligación, de prestar mi trabajo a mi país. Un país que nuestra Constitución define como un Estado aconfesional, donde queda, además, recogido el derecho a la libertad religiosa.

No entiendo, por tanto, cómo en el Ejército siguen consintiendo ciertas prácticas que poco ti...

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Me dirijo a usted una vez terminado mi servicio militar, en el grupo del Cuartel General del Macan, en Las Palmas de Gran Canaria, para hacerle llegar mi más profunda disconformidad con relación a unos hechos que se producen de forma rutinaria en el citado cuartel.Como ciudadano español, sentí el derecho, y no sólo la obligación, de prestar mi trabajo a mi país. Un país que nuestra Constitución define como un Estado aconfesional, donde queda, además, recogido el derecho a la libertad religiosa.

No entiendo, por tanto, cómo en el Ejército siguen consintiendo ciertas prácticas que poco tienen que ver con nuestro Estado de derecho. Como ciudadano español no católico, me he sentido profundamente humillado por la violación reiterada de mis convicciones más personales durante el transcurso del cumplimiento de mi servicio a mi país y quiero denunciar la imposición militar que he sufrido de una serie de actos católicos.

Desearía, por favor, que me fuera explicada la razón por la cual, en un Estado laico y, por consiguiente, en un Ejército laico, se producen de forma habitual los hechos que a continuación expongo:

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1. ¿Por qué un sacerdote católico vestido con sotana (no he visto ninguno de las restantes religiones presentes en nuestro país) ha de poseer graduación militar, con la consecuente obediencia que le deben todos los soldados?

2. ¿Por qué se impide la salida de los soldados que pernoctan en el cuartel los domingos por la mañana, su tiempo libre, hasta que termine la misa?

3. ¿Por qué han de elegir los soldados entre asistir a misa el domingo por la mañana o limpiar los baños del cuartel?

4. ¿Por qué ha de realizarse un acto religioso junto a un acto militar?

5. ¿Por qué ha de preguntarse en público antes de las ceremonias militares (si se pregunta) si alguno de los soldados asistentes tiene graves problemas de conciencia para asistir al acto religioso?

6. ¿No sería más lógico en todo caso preguntar si alguien desea asistir a un acto religioso, que debería realizarse separadamente del militar?

7. ¿Por qué me he visto obligado a asistir en mi tiempo libre a unas catequesis disfrazadas de charlas en las que un páter (teniente coronel) me hablaba de la vida de san Benito, de sus últimos ejercicios espirituales o de "mi deber" como "católico"?

8. ¿Por qué ha de depender la biblioteca del cuartel de un páter que censura de sus estanterías la obra de Oscar Wilde por pecaminosa?

Podría continuar la enumeración de las vejaciones de las que he sido objeto, pero creo que he expresado claramente los motivos por los que mis derechos más elementales han sido vulnerados. Sé que recientemente se ha aprobado un tímido cambio en las ordenanzas militares, pero esto no representa sino un pequeño parche al problema real.-

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