Cartas al director

Civismo en Anoeta

Estuve el sábado en el concierto por la paz de Anoeta. Todos los escritos e intervenciones tenían un extraordinario tono de respeto y de apuesta por la tolerancia. Ninguna consigna autoritaria, ningún grito fuera de tono, sino todo lo contrario: encontré una participación cívica y una plasmación de madurez democrática.También hubo críticas ante actuaciones incorrectas porque, y esa fue la gran diferencia con respecto a otros sectores, se insistió en la condena sin paliativos de toda forma de violencia venga de donde venga, y de estar en clara oposición ante cualquier vulneración de los derecho...

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Estuve el sábado en el concierto por la paz de Anoeta. Todos los escritos e intervenciones tenían un extraordinario tono de respeto y de apuesta por la tolerancia. Ninguna consigna autoritaria, ningún grito fuera de tono, sino todo lo contrario: encontré una participación cívica y una plasmación de madurez democrática.También hubo críticas ante actuaciones incorrectas porque, y esa fue la gran diferencia con respecto a otros sectores, se insistió en la condena sin paliativos de toda forma de violencia venga de donde venga, y de estar en clara oposición ante cualquier vulneración de los derechos humanos sin ningún tipo de excepción.

Estáis equivocados aquellos que, desde fuera, o, lo que es peor, sin querer moveros para apreciar la madurez social, lanzabais consignas de "fascistas" a todos los ciudadanos que asistirnos al concierto por la paz. No, los asesinos no son los que llevan el lazo azul; es una burda mentira, además de denotar una percepción simplista.

Allí se criticaron acontecimientos próximos, como las actuaciones en los funerales de Lasa y Zabala, o, de modo general, se insistió en la condena de cualquier actuación de torturas; sin embargo, creo que ninguno de los que, desde su mundo estrecho, lanzaban gritos de "fascistas" a los que llevan el lazo azul; ninguno, insisto, evidenció la gran injusticia que se está cometiendo con el ciudadano vasco José Mari Aldaya. A ninguno se le oyó expresar su enérgica condena por tantas vidas incomprensiblemente sesgadas.-

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