Insumisión y pacifismo

Muy interesante el alegato de Fernando Savater a propósito de Arquíloco, el héroe griego que prefiere huir de la batalla antes que sucumbir a la inutilidad de la lucha. Lástima que a continuacíón Savater llame "flor de perfume algo mareante" al ideal de desmilitarización de la sociedad, y argumente que Ruanda, Argelia, Bosnia y otros tantos conflictos necesitan de ejércitos que pongan orden.Qué pensaría el griego Arquíloco al enterarse de que los gobernantes de su polis, tras haberse tomado otros territorios, explotan y dividen a su población en favor de sus intereses, y se lucran, entr...

Muy interesante el alegato de Fernando Savater a propósito de Arquíloco, el héroe griego que prefiere huir de la batalla antes que sucumbir a la inutilidad de la lucha. Lástima que a continuacíón Savater llame "flor de perfume algo mareante" al ideal de desmilitarización de la sociedad, y argumente que Ruanda, Argelia, Bosnia y otros tantos conflictos necesitan de ejércitos que pongan orden.Qué pensaría el griego Arquíloco al enterarse de que los gobernantes de su polis, tras haberse tomado otros territorios, explotan y dividen a su población en favor de sus intereses, y se lucran, entre otros, con el pingüe negocio de venderles armas. Qué diría Arquíloco al ver que sus gobernantes dan la espalda a lo que han hecho pero, al oír el fragor de la batalla anunciada, se vuelven y ¡oh, fatalidad!, ha estallado un desgraciado conflicto. Sus gobernantes le dicen a Arquíloco, que ha de acudir con un ejército pacificador, socorriendo, por supuesto, a aquellos con quienes comparten intereses y una historia común.

¿Cómo actuaría Arquíloco cuando se le dijera que su objeción de conciencia es tan sólo una salida personal para "evitar penalidades opuestas a su gusto y carácter", y que el verdadero, pacifismo es disponer de "ejércitos disuasorios" para "mediar contundentemente"? Sin duda, Arquíloco no llegó a conocer la guerra fría, de cuyo cadáver aún caliente parecen reciclados estos tópicos falaces e interesados sobre el pacifismo. Pero cabe pensar que Arquíloco, en este viejo y convulso siglo XX, se hubiera sumado a todas las personas que, mal que le pese al sospechoso y paternalista pragmatismo de Savater, optamos por el ideal de una sociedad desmilitarizada, que no indefensa, y más justa. Nuestro Arquíloco (¿por qué dudarlo?) hubiera optado por ser insumiso antes que pacifista a la carta.-