El G-7 propone crear fondos para evitar crisis como la mexicana, pero elude el problema del dólar

Los siete países más ricos del mundo se mostraron ayer optimistas sobre el crecimiento de sus economías, aunque advirtieron que éste se puede poner en peligro si persiste la actual inestabilidad cambiaria. El Grupo de los Siete (G-7), en el comunicado final de la cumbre de Halifax, restó importancia a la desaceleración observada en algunos de sus miembros, y puso la creación de empleo, una cuestión olvidada en sus últimas reuniones, como la prioridad de su cooperación económica. Respecto a la crisis del dólar, el G-7 se comprometió a seguir cooperando en los mercados cambiarios y propuso la cr...

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Los siete países más ricos del mundo se mostraron ayer optimistas sobre el crecimiento de sus economías, aunque advirtieron que éste se puede poner en peligro si persiste la actual inestabilidad cambiaria. El Grupo de los Siete (G-7), en el comunicado final de la cumbre de Halifax, restó importancia a la desaceleración observada en algunos de sus miembros, y puso la creación de empleo, una cuestión olvidada en sus últimas reuniones, como la prioridad de su cooperación económica. Respecto a la crisis del dólar, el G-7 se comprometió a seguir cooperando en los mercados cambiarios y propuso la creación de un mecanismo de financiación de emergencia para actuar en crisis como la mexicana.

Si ya la disputa comercial entre Estados Unidos y Japón y la publicación hace 10 días de un borrador del comunicado habían restado interés a la cumbre económica de las siete potencias mundiales (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá), el agravamiento del conflicto de Bosnia acabó por eclipsar el protagonismo de los temas económicos.El empleo fue la gran novedad del comunicado final. Fue a iniciativa del presidente francés, Jacques Chirac, que asiste por primera a estas reuniones y que es quien más sufre en su propia economía el problema del paro (121/6). La cumbre de Halifax se comprometió a "dar pasos para promover la creación de empleos duraderos". Eso requerirá, según menciona el comunicado final: mejorar la formación de la fuerza de trabajo, flexibilizar los contratos y eliminar regulaciones innecesarias.

Como viene siendo habitual en las últimas declaraciones del G-7, la palabra "dólar" fue de nuevo expresamente evitada. A pesar de que la moneda estadounidense ha caído este año un 11% frente al marco y un 15% frente al yen, y está presionada para seguir depreciándose, los líderes mundiales han preferido eludir una bajada coordinada de sus tipos de interés que pudiera comprometer sus objetivos nacionales de inflación. Optaron por suscribir el comunicado que sus ministros de Finanzas elaboraron el pasado mes de abril en Washington, en el que se señaló que los datos fundamentales de las economías no justifican los ataques de los mercados y se pidió, por ello, una recuperación ordenada de las monedas bajo presión.

Frente a algunos países que, como Francia, propusieron buscar mecanismos para evitar los movimientos especulativos, se impuso la tesis de Alemania de que la única vía para lograr la estabilidad cambiaria es la reducción de los déficit públicos y el control de la inflación. Chirac instó a sus socios a buscar mecanismos para frenar la especulación, que, dijo, es "el sida de nuestras economías".

El énfasis de la cumbre económica se puso en la mejora de los mecanismos para prevenir crisis como la de México que tuvo un impacto catastrófico en otros mercados emergentes. Por el momento, las economías más ricas del mundo han propuesto doblar los 28.000 millones de dólares con que cuenta el Acuerdo General de Préstamos (GAB), un fondo del que dispone el FMI para casos de emergencia y al que contribuyen con sus reservas los Siete más Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Suiza. Los Siete, sin embargo, no dejaron claro de dónde procederán las nuevas aportaciones.

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