Yeltsin quiere entrar en el club

Moscú abogará en la cumbre de Halifax por su plena integración en el Grupo de los Siete

Dando pruebas de optimismo en vísperas de la cumbre de los siete países más ricos del mundo, que se celebra esta semana en Halifax (Canadá), los dirigentes rusos han lanzado las campanas al vuelo para proclamar que la economía de su país está iniciando por fin la ansiada fase de estabilización. El presidente Borís Yeltsin, sin embargo, no ha visto realizado su deseo de transformar el G-7 en el G-8, y se limitará a participar en la parte política de la cumbre y a volverlo a intentar.El fortalecimiento del rublo y el descenso de los índices de inflación (del 18% en enero de 1995 al 7,9% en mayo)...

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Dando pruebas de optimismo en vísperas de la cumbre de los siete países más ricos del mundo, que se celebra esta semana en Halifax (Canadá), los dirigentes rusos han lanzado las campanas al vuelo para proclamar que la economía de su país está iniciando por fin la ansiada fase de estabilización. El presidente Borís Yeltsin, sin embargo, no ha visto realizado su deseo de transformar el G-7 en el G-8, y se limitará a participar en la parte política de la cumbre y a volverlo a intentar.El fortalecimiento del rublo y el descenso de los índices de inflación (del 18% en enero de 1995 al 7,9% en mayo) fundamentan la confianza oficial. Los responsables económicos argumentan que ésta tiene ahora más justificación que en anteriores ocasiones, cuando las perspectivas de una estabilización inminente se diluyeron en una nueva crisis, como la del otoño de 1994. Entonces el rublo se desmoronó frente al dólar en una sola jornada y la confianza internacional se vio quebrantada por el, frenazo que sufrió el programa de privatizaciones del Gobierno y por la guerra de Chechenia.

Los portavoces oficiales destacan hoy el incremento del 1% de la producción industrial en su conjunto (en mayo de 1995 en relación al mismo mes de 1994) y los incrementos notables que se han registrado en la industria metalúrgica (14% en mayo de 1995 en relación a mayo del año anterior), la construcción de viviendas (15% en el periodo mencionado) o la industria química. Los economistas más escépticos, sin embargo, insertan estas cifras en una perspectiva menos halagüeña, habida cuenta que entre mayo de 1993 y mayo de 1994 el volumen de producción industrial en Rusia descendió un 27% en su conjunto, y hoy por hoy, la producción. industrial del país equivale a un 45%-48% del volumen de 1985, según datos del comité estatal de Estadística. Por otra parte, ramas como la industria ligera y la industria alimenticia se precipitan en una, imparable caída en picado, mientras el mercado de bienes de consumo está totalmente dominado por los productos de importación.

"El rublo ataca y recupera la posición de una divisa nacional", señaló recientemente el primer vicejefe del Gobierno, Anatoli Chubáis, el padre de la política masiva de privatizaciones de los bienes del Estado. Desde principios de mayo, el rublo ha ido ganando terreno al dólar, que había llegado a cotizarse a 5.130 rublos a finales de abril. Hoy, la moneda norteamericana se cambia a algo más de 4.800 rublos y ha perdido un 10% de su capacidad adquisitiva en un solo mes.

"Está en marcha una operación masiva para echar al dólar de todas las esferas de la economía", manifestó Chubáis, que cuenta para esta operación con una gran aliada, Tatiana Paramónova, presidenta en funciones del Banco Central, institución que, gracias a ella, cuenta con 2.500 millones de dólares en reservas. Paramónova, ha obligado a los 'bancos comerciales a aumentar sus reservas obligatorias y ha confesado recientemente que su peor experiencia como banquera ocurrió en enero de este año, cuando el Banco Central de Rusia tenía divisas suficientes "tan sólo para unos días".

Éste tipo de confesiones a posteriori indican que el triunfalismo oficial ruso debe contemplarse con cierto distanciamiento.

Los expertos internacionales son precavidos en sus pronósticos sobre la inflación, pues en los próximos meses el Gobierno tendrá que afrontar gastos que tradicionalmente provocan presiones al alza, tales como las deudas al sector de Defensa. Entre los que cobran tarde y mal está la plantilla del Centro Nuclear Arzamás16, la élite de la investigación atómica rusa. Además, el Gobierno tendrá que pagar los sueldos atrasados de los funcionarios, dar créditos para el abastecimiento de las regiones del norte y para la cosecha agrícola. El Banco Central, por su parte, tendrá que afrontar este verano la amortización de deuda pública con altas tasas de interés.

Un veterano experto económico occidental considera "prematuro hablar de un punto de inflexión en la economía rusa", ya que los ingresos en el presupuesto están por debajo delo esperado, los pagos tributarios se efectúan con retraso y los beneficios de la privatización están muy por debajo de las expectativas. La inversión extranjera, que alcanzó su máximo de 500 millones de dólares mensuales en agosto de 1994 para caer después vertiginosamente, se mantiene expectante, todavía traumatizada por la fugaz presencia de Vladímir Polevánov, un funcionario opuesto a la filosofía gubernamental en el programa de privatizaciones, al frente del Comité de la Propiedad Estatal (ministerio de Privatización). La inversión de cartera, que en marzo alcanzó los 85 millones de dólares, supuso 100 millones de dólares en abril y 200 millones en mayo, y un 50% de esta cantidad venía de fuentes rusas, según manifestó Anatoli Chubáis, interpretando que el dinero ruso depositado en el extranjero comienza a volver a casa.

Los índices macroeconómicos no se ven acompañados por un aumento del nivel de vida de los rusos, sino todo lo contrario. En enero de 1995, en comparación al mismo mes de 1994, los ingresos reales de la población descendieron un 6% y el sueldo medio en marzo de 1995 era de un 71% en relación al sueldo medio de marzo del año anterior. Un 30% de la población lucha por la subsistencia con sueldos por debajo del salario mínimo vital.

Rusia, que tiene una balanza comercial exterior favorable, sigue apoyándose en las materias primas. Las exportaciones de energía y las de metales supusieron el 51% y el 23% respectivamente de toda la exportación en el primer trimestre de 1995, mientras la exportación de máquinas y herramientas fue de un 5% del total, tras reducirse en un 20% respecto al mismo periodo de 1994.

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