Tribuna:

¿Quién ganó?

La televisión organiza los debates electorales y la prensa los juzga. De momento. Acabados los tiempos en que un editorial podía conmocionar al mundo, a la prensa le cabe la emoción de sancionar quién fue el que ganó y de qué manera. No acabo de entender muy bien por qué la propia televisión, recién acabado el debate, no instaura un tribunal de notables que decida. Esta posibilidad tiene una ventaja nada despreciable: uno podría acudir directamente a la sanción mediática y ahorrarse el debate, lo que en el caso particular del episodio entre Maragall y Roca no sería, sin embargo, aconsejable, d...

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La televisión organiza los debates electorales y la prensa los juzga. De momento. Acabados los tiempos en que un editorial podía conmocionar al mundo, a la prensa le cabe la emoción de sancionar quién fue el que ganó y de qué manera. No acabo de entender muy bien por qué la propia televisión, recién acabado el debate, no instaura un tribunal de notables que decida. Esta posibilidad tiene una ventaja nada despreciable: uno podría acudir directamente a la sanción mediática y ahorrarse el debate, lo que en el caso particular del episodio entre Maragall y Roca no sería, sin embargo, aconsejable, dado el gran nivel -casi asombroso- y la profundidad analítica -sin duda asombrosa- de los candidatos, puesta en evidencia una vez y otra por Manuel Campo. Los mecanismos por los cuales alguien decide sobre el resultado de un debate son muy complejos y de imposible resumen aquí. Pero parece que casi todos los individuos tienen una idea clara sobre el particular. La prensa transmite esa idea, en ocasiones de una manera franca y descarada y en otras de manera sutil, acomplejada y dolorida. Y en otras haciendo uso de los sondeos: sondeos sobre quién ganó o quién perdió. Como es sabido, la Junta Electoral prohibe la publicación de sondeos electorales en los seis días anteriores a la votación. Esa decisión, como el día reflexivo, siempre me ha parecido de un paternalismo conmovedor, una reminiscencia muy entrañable. Pero lo que me parece incomprensible es que la junta permita la exhibición de los sondeos sobre el resultado de los debates en esos días castos. La característica principal de las encuestas electorales es que sitúan a un candidato sobre otro y eso -dicen- influye en el voto. La característica principal de las encuestas sobre los debates es la misma. Yo, pues, vulnerado, desflorado casi, pido a la junta respeto íntegro a la Cuaresma.

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