28 Mayo

En Galicia, el mundo al revés

Enérgico y directo, el diputado de la oposición suelta la retahíla de datos sobre la presunta corruptela del Gobierno. Agrava su tono de voz para exigir responsabilidades políticas y acaba con un llarnamiento a la limpieza de la vida pública. El representante del partido en el poder contiene su ira a duras penas. Se refugia en la socorrida presunción de inocencia y contraataca a su rival acusándole de crear un clima de sospecha permanente sobre las actuaciones del Gobierno. No habrá investigación parlamentaria porque el asunto ya está en el juzgado.La escena no se desarrolla en el Congreso de ...

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Enérgico y directo, el diputado de la oposición suelta la retahíla de datos sobre la presunta corruptela del Gobierno. Agrava su tono de voz para exigir responsabilidades políticas y acaba con un llarnamiento a la limpieza de la vida pública. El representante del partido en el poder contiene su ira a duras penas. Se refugia en la socorrida presunción de inocencia y contraataca a su rival acusándole de crear un clima de sospecha permanente sobre las actuaciones del Gobierno. No habrá investigación parlamentaria porque el asunto ya está en el juzgado.La escena no se desarrolla en el Congreso de los Diputados, sino en el Parlamento gallego. El que ataca es socialista o nacionalista, no popular, y el que se defiende pertenece al partido de José María Aznar, no al de Felipe González. Así ocurre a diario en Galicia, donde la política nacional parece haberse vuelto del revés. Los reproches mutuos sobre el estilo de gobierno y el estilo de oposición son miméticos de los que se oyen a diario en Madrid, pero con los papeles intercambiados. Y. con otra diferencia sustancial: el partido en el poder en Galicia encaja los golpes, mucho más suaves, y sigue creciendo electoralmente.

Propuestas para comparar

Desde hace unas semanas, los socialistas gallegos se han dedicado a coger propuestas concretas del programa de Aznar para someterlas a debate en el Parlamento gallego. El PP ya ha rechazado dos: que el presidente comparezca periódicamente en la Cámara y que sólo una mayoría cualificada pueda bloquear la creación de una comisión investigadora. El PSOE y el Bloque Nacionalista Galego se desgañitan acusando a los populares de "doble moral". Pero el PP alega que cada comunidad autónoma tiene su propio librillo.

En Galicia aún no han aparecido Roldanes, pero al Gobierno de Fraga tampoco le han faltado sus corruptelas domésticas: un consejero que no hacía la declaración de la renta, un asesor del presidente que adjudicó proyectos a una empresa fundada por su esposa, un importante dirigente del PP que está vinculado a una de las constructoras que más han trabajado para la Xunta en, los últimos años, familiares de militantes que obtienen plazas y jefaturas en la Administración autónoma... Pero en cinco años sólo ha habido una investigación parlamentaria a pesar de que el PSOE gallego ha hecho de este tipo de casos el eje central de su estrategia oponente.

Cuando saltaron los primeros casos, Fraga también actuó como los socialistas en Madrid, defendiendo a capa y espada a los acusados. El consejero que no pagaba a Hacienda siguió dos años en el cargo hasta que se descubrió que también cobraba dos sueldos públicos incompatibles. A partir de entonces, Fraga parece haber asumido el viejo principio de que "el que la hace la paga". Eso sí, los ceses se producen mucho tiempo después de las denuncias.

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