Cartas al director

La crisis envidiada

Cuando se escucha hablar a los señores Aznar y Anguita da la sensación de que estamos viviendo en un país donde no hay nada más que miseria, hambre, podredumbre, corrupción y parados (y puede que de todo esto haya un poquito, como en cualquier país del mundo), y que nos hundimos sin posibilidad de salvación alguna, que la catástrofe se nos viene encima imparablemente.Y que esto no tiene más salida que la dimisión del presidente del Gobierno, que aquí llegará el señor Aznar con poderes mágicos y hará tantas veces como sea necesario el milagro del pan y los peces, ya que nos rebajará los impuest...

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Cuando se escucha hablar a los señores Aznar y Anguita da la sensación de que estamos viviendo en un país donde no hay nada más que miseria, hambre, podredumbre, corrupción y parados (y puede que de todo esto haya un poquito, como en cualquier país del mundo), y que nos hundimos sin posibilidad de salvación alguna, que la catástrofe se nos viene encima imparablemente.Y que esto no tiene más salida que la dimisión del presidente del Gobierno, que aquí llegará el señor Aznar con poderes mágicos y hará tantas veces como sea necesario el milagro del pan y los peces, ya que nos rebajará los impuestos, nos dará más pensiones, reducirá el gasto público sin despedir a ningún trabajador de la Administración, terminará con el paro y, por si todo eso fuera poco, nos va a garantizar que a él no le saldrá ningún corrupto ni pillo que se aproveche de los trenes baratos cuando estén en los cargos públicos y que sólo él nos sacará de la tan desastrosa crisis.

Pero he aquí que la realidad nos dice al ciudadano de a pie, al de la calle, que no tenemos tantas ganas de coger poder como las tienen estos señores, algo muy diferente, que cuando llega Semana Santa los hoteles se llenan hasta la bandera, que si, usted quiere ir a comer fuera un domingo haga reserva de mesa si no quiere comer a las cinco de la tarde, y si quiere ir al fútbol saque la entrada con antelación; en fin, podríamos señalar un montón de cosas que darían al traste con el pesimismo de la crisis. Con esto no quiero decir que no haya personas que lo estén pasando mal e incluso algunos muy mal, pero afortunadamente son muy pocos, y con esto no quiero decir que no haya que tenerlos en cuenta en el reparto de la calidad de vida.Precisamente ha sido este Gobierno el que ha empezado a implantar la igualdad y la solidaridad entre los españoles.

Por todas estas razones,, estoy convencido de que habría, con toda seguridad, decenas de países en este planeta que, muertos de envidia, desearían vivir eternamente con la misma crisis con la que nosotros, los españoles, estamos viviendo actualmente. Lo que no saben estos países es que, como buenos quijotes que somos, vamos a cambiar de Gobierno para volver a fomentar la desigualdad y la insolidaridad (según los últimos sondeos publicados últimamente)-

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