Toda la derecha se reúne hoy en torno a Chirac

La gran familia conservadora posará hoy para el fotógrafo. Jacques Chirac, Édouard, Bálladur, Alain Juppé, Nicolas Sarkozy y demás enemigos a muerte se reunirán sobre césped de La Bagatelle, en el parisino bosde Boulogne, para prometerse efímeras lealtades y conjurarse contra el peligro de una nueva presidencia socialista. Chirac, que quiere congregar a unas 40.000 personas, espera mostrarse como "gran reunificador" y lar un definitivo empujón a su candidatura.

ENRIC GONZÁLEZ El domingo por la noche, tras conocerse los resultados de la primera vuelta, Chirac no quería saber nada de Ball...

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La gran familia conservadora posará hoy para el fotógrafo. Jacques Chirac, Édouard, Bálladur, Alain Juppé, Nicolas Sarkozy y demás enemigos a muerte se reunirán sobre césped de La Bagatelle, en el parisino bosde Boulogne, para prometerse efímeras lealtades y conjurarse contra el peligro de una nueva presidencia socialista. Chirac, que quiere congregar a unas 40.000 personas, espera mostrarse como "gran reunificador" y lar un definitivo empujón a su candidatura.

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ENRIC GONZÁLEZ El domingo por la noche, tras conocerse los resultados de la primera vuelta, Chirac no quería saber nada de Balladur. Dio por bueno el mensaje de éste último, ofreciéndole sus votos, e intentó borrarle de sus pensamientos. El derrotado Balladur procuró hacer lo mismo. Ambos destilaban odio. El lunes, Chirac fue consciente de la necesidad de organizar una cita y aparentar la reconciliación ante un electorado que siempre castigó severamente la división en la derecha. Llamó por teléfono a Balladur, pero no hubo manera: éste quería acudir en compañía de todo su estado mayor, en pie de igualdad con su rival.Las negociaciones, directas e indirectas, se rompieron el miércoles, cuando el primer ministro Balladur se autoconcedió unas vacaciones y se marchó a su chale; alpino de Chamonix. Los segundos de cada candidato se enzarzaron igualmente en otras trifulcas. François Léotard (Balladur) y Alain Madelin (Chirac) riñeron a través de la prensa, disputándose el futuro control del Partido Republicano. François Bayrou y sus centristas se pasaron al bando chiraquista sin avisar siquiera -a Balladur, ante el escándalo de un Nicolas Sarkozy que se preparaba ya para una larguísima travesía del desierto. El ex presidente Valéry Giscard d'Estaing contribuyó a la gran confusión, prodigando zalamerías hacia su viejo enemigo Chirac para asegurarse la buena voluntad del futuro presidente.

La situación era preocupante para Chirac. Se despertaban los fantasmas de 1988, cuando la derecha se convirtió en una olla de grillos (la llamada "máquina de perder") y sirvió la victoria a François Mitterrand en bandeja. El jueves, Chirac ordenó a una patrulla de mediadores que convenciera a Balladur de la necesidad de "un gesto". La intervención del balladurista Charles Pasqua fue decisiva. Una hora después de que éste, en una entrevista radiofónica, calificara de "muy necesaria" la asistencia del primer ministro al mitin de París, Balladur anunció que había decidido acortar sus vacaciones para acudir a la cita.

Hoy estarán todos. Hasta el paria Philippe de Villiers, líder de la derecha más derecha y antieuropea, que no llegó al 5% de los votos en la primera vuelta y, por tanto, tendrá que pagar de su bolsillo los gastos de campaña.

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