Los autobuses nocturnos llegan a 13 localidades más

Los autobuses nocturnos (conocidos como búhos) llegarán a 13 localidades más de la región a partir del próximo día 21: Rivas-Vaciamadrid, Arganda del Rey, Pinto, Valdemoro, Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte, Galapagar, Colmenarejo, Torrelodones, Villalba, Guadarrama, Tres Cantos y Colmenar Viejo. "Quizá con esta oferta, muchos jóvenes decidan dejar el coche en casa durante los fines de semana señaló ayer Julián Revenga, consejero de Transportes de la Comunidad. La ampliación, según Revenga, logra que el 90% de los habitantes de la Comunidad -excluyendo la capital- cuente con su l...

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Los autobuses nocturnos (conocidos como búhos) llegarán a 13 localidades más de la región a partir del próximo día 21: Rivas-Vaciamadrid, Arganda del Rey, Pinto, Valdemoro, Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte, Galapagar, Colmenarejo, Torrelodones, Villalba, Guadarrama, Tres Cantos y Colmenar Viejo. "Quizá con esta oferta, muchos jóvenes decidan dejar el coche en casa durante los fines de semana señaló ayer Julián Revenga, consejero de Transportes de la Comunidad. La ampliación, según Revenga, logra que el 90% de los habitantes de la Comunidad -excluyendo la capital- cuente con su línea nocturna.Así, a partir de ahora, los fines de semana circularán por la Comunidad casi 40 autobuses a altas horas de la noche. Un total de 22 líneas viajarán desde Madrid hasta los 27 municipios con mayor población de la región. Todas las rutas comenzarán a las doce de la noche, y a las 3.15 terminará la última. Para Revenga, la ampliación de estas líneas se debe principalmente a la demanda de trabajadores de hostelería y espectáculos -que terminan su jornada laboral de madrugada- y a los padres, quienes, según el consejero, prefieren que a sus hijos se les faciliten durante los fines de semana las rutas nocturnas para evitar que conduzcan con una copa de más. "El transporte público evita muchos accidentes", dijo.

Revenga señaló que los autobuses no contarán con un guardia de seguridad para prevenir posibles conflictos con gamberros como los ocurridos el año pasado en la ruta Alcorcón-Móstoles. "Las agresiones que hemos sufrido no respondían en ninguno de los casos a la actitud de un barrio, sino de pandillas muy concretas. No creo en la vigilancia; la gente tiene que aprender sola a respetar su transporte público", explicó.

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