El decano de los 'híper'

El primer gran supermercado, nacido hace 20 años, inauguró una nueva forma de comprar

El 19 de junio de 1975, hace 20 años, ocurrió en la. capital uno de los acontecimientos que más ha cambiado los hábitos y horarios de los madrileños: la apertura al público del primer hipermercado de la Comunidad de Madrid, Jumbo, situado en la avenida de Pío XII, en lo que entonces era un barrizal y hoy es una de las zonas más cotizadas de la ciudad. Un. hecho que dio lugar incluso a una nueva y números a tribu urbana: los buscadores. de ofertas, un tipo de consumidor que casi todo el mundo tiene como vecino y que consigue comprar siempre a mitad de precio. Hasta entonces, los madrileñ...

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El 19 de junio de 1975, hace 20 años, ocurrió en la. capital uno de los acontecimientos que más ha cambiado los hábitos y horarios de los madrileños: la apertura al público del primer hipermercado de la Comunidad de Madrid, Jumbo, situado en la avenida de Pío XII, en lo que entonces era un barrizal y hoy es una de las zonas más cotizadas de la ciudad. Un. hecho que dio lugar incluso a una nueva y números a tribu urbana: los buscadores. de ofertas, un tipo de consumidor que casi todo el mundo tiene como vecino y que consigue comprar siempre a mitad de precio. Hasta entonces, los madrileños no tenían ni idea de lo que era un híper, ni las posibilidades que esta forma de venta iba a abrir a la hora de rellenar el tiempo libre de toda la familia. Los periódicos anunciaron la polémica en sus titulares: "Llega el coco de los comerciantes tradicionales".Fue el grupo portugués Pan de Azúcar al que se le ocurrió iniciar esta aventura. Y eligió para ello los terrenos donde es taban ubicados los estudios de cine Sevilla Films, que en esos momentos estaban a la venta. Allí mismo, donde en 1958 Tyrone Power había caído fulminado de un ataque al corazón mientras rodaba Salomón y la reina de Saba, se levantó Jumbo. Al principio, cuando no estaban construidas las oficinas, el personal administrativo del hipermercado continuó usando las sillas y barracones que antes habían servido para el rodaje de películas. El nombre comercial está inspirado en la señora Jumbo, mama del fa moso elefante de los dibujos animados llamado Dumbo.

El día de la inauguración, 24 jóvenes cajeras vestidas, nunca mejor dicho, al último grito zapatos de plataforma y una bata naranja de la que asomaba una camisa marrón con cuellos de amplios picos- trataban de superar la fuerte impresión de ver entrar una avalancha de compradores despistados que no sabían muy bien qué tenían que hacer. Una de aquellas cajeras, Soledad Fernández, con tan sólo 18 años y recién salida de un internado de Hortaleza, estuvo a punto de sufrir un ataque de nervios cuando comprobó que los dos meses de prácticas sin público le habían servido más bien de poco. "Fue la marabunta, una completa invasión. Nada salió como pensábamos. La gente estaba acostumbrada a la tienda de barrio. Cogían todos los productos y luego tenían que dejar la mitad porque no llevaban dinero, lo que ocasionaba grandes colas en las cajas, que entonces eran de manivela".

Luisa Ruiz-Valdepeñas, otra de las pioneras, que entonces con 20 años acababa de llegar del Reino Unido, donde había trabajado de au-pair, reconoce que los madrileños han adquirido en estas dos décadas una "cultura del híper " que facilita mucho su labor: "Antes entraban a saco y el carro de la compra era un puro caos. Ahora los clientes ordenan la mercancía, ponen las cosas más pesadas debajo, las más frágiles encima, vienen con un plan de compra, y además la técnica nos ha facilitado mucho las cosas".

Con el tiempo, Jumbo se ha ido adaptando a la zona donde está ubicado, a los gustos de sus clientes, por lo general con un nivel socioeconómico elevado, lo que le ha valido el sobrenombre de "hiper de los yuppies ".

Si uno no está familiarizado con la técnica de conducción del carrito, tiene en Jumbo grandes posibilidades de chocarse con Miguel Bosé -al que las cajeras definen como muy cariñoso "porque besa a todo el mundo", o con ministros, famosos jugadores de fútbol y baloncesto, miembros de la familia real, diplomáticos, directivos de empresas, y un largo etcétera de exquisita clientela de la que el personal de Jumbo se siente orgulloso.

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"Cuando lanzamos ofertas notamos que viene un tipo de comprador ocasional, cuyo objetivo es sólo el producto barato. Son más conflictivos, lo controlan todo, miran más la peseta... Hay clientes de toda la vida que los días de oferta se quejan porque hay demasiada gente y no pueden comprar de forma relajada", explica Isabel Núñez, una empleada de 45 años, que también lleva en el híper desde que se inauguró. "Hemos conseguido quitar a Jumbo la frialdad que tienen otros hipermercados. Mantenemos una relación estrecha con los clientes. He visto crecer a muchos bebés que hoy están a punto de casarse. Como si fuera una tienda pequeña, tenemos tiempo para comentar los problemas y achaques", añade.

Desde 1975, Jumbo ha duplicado el número de cajas y de empleados. Ahora da trabajo a 427 personas y factura más de 11.000 millones de pesetas anuales. El primer híper es un negocio de primera.

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