Mal comienzo en 1995
Las cifras de siniestralidad en carretera han seguido una línea descendente ininterrumpida desde 1990, a pesar de que el parque de vehículos aumenta sin cesar, hasta llegar a 18 millones en 1994. El descenso de los accidentes en los últimos cuatro años se calcula en un 40%.Para el director general de Tráfico, esta caída del número de siniestros y de víctimas mortales (4.079 en 1994) se debe a la mejora de las carreteras, la seguridad de los vehículos y, sin duda, a la madurez cívica de los ciudadanos.
Pero este año se está rompiendo esta trayectoria. Según Muñoz, 1995 no ha empezado bie...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Las cifras de siniestralidad en carretera han seguido una línea descendente ininterrumpida desde 1990, a pesar de que el parque de vehículos aumenta sin cesar, hasta llegar a 18 millones en 1994. El descenso de los accidentes en los últimos cuatro años se calcula en un 40%.Para el director general de Tráfico, esta caída del número de siniestros y de víctimas mortales (4.079 en 1994) se debe a la mejora de las carreteras, la seguridad de los vehículos y, sin duda, a la madurez cívica de los ciudadanos.
Pero este año se está rompiendo esta trayectoria. Según Muñoz, 1995 no ha empezado bien, al haberse registrado un aumento, aunque ligerísimo, en el número de siniestros. En el primer trimestre se registraron 782 accidentes, en los que murieron 909 personas.
Estas noticias y, el buen tiempo, que se avecina para Semana Santa hacen temer que la disciplina de los conductores se relaje.
El año pasado se produjeron en esta época unas cifras de siniestralidad "anormalmente bajas", de manera que para éste se plantean el reto de intentar igualarlas o incluso reducirlas.
La única concesión que la campaña publicitaria para prensa y televisión introduce es un anuncio referido a la muerte de un ciclista. Según Muñoz se debe a la alarma social generada por los atropellos a ciclistas, pero matizó que se trata de una alarma desproporcionada, ya que los accidentes en los que se ven involucrados estos deportistas sólo constituyen un 2,5% de los accidentes con víctimas.