BODA REAL

La gran mayoría de los invitados reales pertenece a monarquías que ya no reinan

La inmensa mayoría de los invitados reales que asistirán mañana en Sevilla al casamiento de la infanta Elena se encuentra inscrita en el Inem de las monarquías. Unos nunca sintieron en sus cabezas el peso de la corona; otros -salvo que el mundo gire radical sobre sus talones- jamás albergarán la mínima esperanza. Una, muestra: en la lista de invitados que desde ayer aterrizan en el aeropuerto de San Pablo figuran, entre otros, su alteza real el príncipe Ludwig de Baden, su alteza imperial la princesa Napoleón y su alteza real el príncipe Víctor Manuel de Italia. Aun así, de todas las casas rea...

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La inmensa mayoría de los invitados reales que asistirán mañana en Sevilla al casamiento de la infanta Elena se encuentra inscrita en el Inem de las monarquías. Unos nunca sintieron en sus cabezas el peso de la corona; otros -salvo que el mundo gire radical sobre sus talones- jamás albergarán la mínima esperanza. Una, muestra: en la lista de invitados que desde ayer aterrizan en el aeropuerto de San Pablo figuran, entre otros, su alteza real el príncipe Ludwig de Baden, su alteza imperial la princesa Napoleón y su alteza real el príncipe Víctor Manuel de Italia. Aun así, de todas las casas reales con trabajo o sin él que en el mundo son, sólo la de Japón -de luto por las víctimas del terremoto de Kobe- ha excusado su asistencia.

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Sin ir más lejos, el propio hermano de la reina Sofía, Su Majestad el rey Constantino de Grecia -que asistirá a la boda en compañía de su familia-, fue desposeído de su nacionalidad por el Gobierno de Papandreu y vive exiliado en Londres. Otros, que sí ejercen de reyes en sus respectivos países -el caso de la reina Isabel de Inglaterra o el rey Hassan II de Marruecos-, han optado por enviar a algún familiar. No se trata de ningún desprecio. La razón es que, a pesar de la gran expectación suscitada en el país, la boda de la infanta Elena y Jaime Marichalar es en realidad un "enlace nupcial" y no una "boda real".El gran respeto que dentro y fuera del país merece la figura del rey Juan Carlos y el entusiasmo de la ciudad de Sevilla han provocado, a juicio de algunos expertos, una cierta exageración del tratamiento. "Ni ella es el príncipe de Asturias -heredero al trono- ni él es evidentemente Carlos V, pero en cualquier caso los dos son muy simpáticos y han encandilado a los sevillanos", señaló ayer a EL PAÍS el responsable de protocolo de una institución andaluza.

Satisfacción real

Títulos interminables para reinados que caducaron en los primeros capítulos de los libros de historia. Su Alteza Serenísima la princesa Tatiana Radziwill, Su Alteza Eminentísima el príncipe y Gran Maestre de la Soberana Orden Militar de Malta; Su Alteza Real el Landgrave Moritz de Hessen, Su Alteza Serenísima el príncipe Heredero de Waldburg-Zeil... Pero también -y de ahí la satisfacción que ayer exhibía Asunción Valdés, jefa de prensa de la Casa del Rey- depositarios de títulos en plena vigencia. La reina Beatriz de Holanda, la reina Paola de Bélgica y Noor de Jordania; el príncipe Carlos de Inglaterra y Rainiero de Mónaco estarán mañana entre las columnas de la catedral de Sevilla. También asistirán el primer ministro de Camboya y todos los embajadores acreditados en Madrid.

El aeropuerto de Sevilla -custodiado por un gran dispositivo de seguridad- se llenó ayer de reyes y príncipes, de cajas para sombreros y pamelas. La reina Sofía -que llegó a Sevilla en AVE procedente de Madrid- se acercó después hasta el aeropuerto para recibir a su hermano Constantino de Grecia, su cuñada Ana María y los príncipes Theodora y Philippos de Grecia. Constantino y su familia -al igual que otras familias reales europeas no reinantes-, utilizaron para llegar a Sevilla un vuelo regular de la compañía Iberia. Junto a la familia griega, también llegaron procedentes de Londres la princesa Sumaya de Jordania, el príncipe Alejandro de Yugoslavía y el príncipe Kiril de Bulgaria.

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Antes de la llegada de Constantino de Grecia había aterrizado en el aeropuerto un avión privado en el que viajaba Sayyed Shabib, tío del sultán de Omán. En el Iberia-4247, procedente de Barcelona, se produjo la mayor concentración de invitados a la boda, entre los que figuraban una docena de representantes de casas reales. Entre ellos, el gran maestre de la soberana orden militar de Malta, Frey Andrew; el príncipe Víctor Manuel de Italia, las princesas María Gabriela de Saboya e Isabel e Irene de Francia; los archiduques Rudolph y Konrad de Habsburgo; el príncipe Emanuel de Baviera; las princesas Elene y María Ana de Baviera, y el príncipe Ludwing de Baden. Al cierre de esta edición se esperaba la llegada de otros invitados, entre ellos el príncipe Felipe de Bélgica; Farah Diva, viuda del Sha de Persia; y los príncipes de Francia y de Hessen.

Según el director del aeropuerto de Sevilla, Antonio Pedró, hoy se producirá "una auténtica concentración" de príncipes. De cumplirse el horario oficial, entre las once de la mañana y las dos de la tarde aterrizarán más de 20 representantes de casas reales. Tanta concentración de sangre azul ha puesto en alerta a los hospitales sevillanos, que, según informó el consejero andaluz de Salud, José Luis Arboleya, ya disponen -entre otras medidas- de un registro de los grupos sanguíneos de todos los príncipes, reyes o jefes de gobierno, así como una reserva de sangre suficiente.

Fuentes de la Casa Real justificaron ayer de forma tajante la ausencia -no exenta de malestar- de algunos nobles entre los bancos de invitados dada la falta de espacio, entre tener a toda la aristocracia o a una representación de todas las instituciones del Estado, prefirieron lo segundo.

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