Cartas al director

Sobre la adopción

En relación a la información publicada el pasado 7 de febrero en su periódico, me gustaría apuntar alguna que otra consideración.La adopción de un niño es un asunto delicado, de amor y siempre de la máxima importancia. En cualquier caso, lo que debe primar es el bienestar y la seguridad del niño adoptado, entendiendo que se incluye en su seguridad la estabilidad emocional, que no se solventa sólo con dinero. Unos ingresos fiables, una vida ordenada, sin sobresaltos o vaivenes previsiblemente excesivos, son condiciones exigibles en los futuros padre adoptivos, así como buen carácter y un nivel ...

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En relación a la información publicada el pasado 7 de febrero en su periódico, me gustaría apuntar alguna que otra consideración.La adopción de un niño es un asunto delicado, de amor y siempre de la máxima importancia. En cualquier caso, lo que debe primar es el bienestar y la seguridad del niño adoptado, entendiendo que se incluye en su seguridad la estabilidad emocional, que no se solventa sólo con dinero. Unos ingresos fiables, una vida ordenada, sin sobresaltos o vaivenes previsiblemente excesivos, son condiciones exigibles en los futuros padre adoptivos, así como buen carácter y un nivel de educación y conducta ética correctos. La todavía reciente Conferencia de Población de El Cairo soslayó cualquier posibilidad de recomendar a una mujer víctima de inestabilidad mental, emocional, psíquica, el adoptar un niño como terapia paliativa o de rehabilitación. Se ha considerado que la vida del niño no puede entrar en juego como un elemento terapéutico o estabilizador, sino que, por el contrario, son los adoptantes quienes han de cumplir esa función, gracias a su madurez propia, establecida previamente.

La orientación sexual es básica en el ser humano para que el niño evite una futura crisis de identidad. Un niño debe estar completamente seguro de su propia sexualidad, así como de la identidad sexual de su padre y de su madre. No se puede, tampoco, utilizar un embarazo con fines supuestamente terapéuticos, ni adoptar un niño para crear una falsa normalidad.

Parece sensato estimar que entidades y particulares estamos de acuerdo en afirmar que todos los seres humanos somos libres y no se debe permitir la manipulación o utilización de ninguna persona, por terceros, para sus fines, aunque parezcan nobles y desinteresados.-

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