Cartas al director

Realidades y no cifras, por favor

Tengo 46 años, soy licenciado en Ciencias Económicas y he trabajado durante 23 años; en la actualidad estoy parado y llevo nueve meses buscando empleo, y en estas circunstancias en que mi estado de ánimo se deteriora cada vez más, siento una especie de vértigo cuando en el Gobierno se manejan, de forma triunfalista, las cifras que indican cómo se reduce el número de parados del país, alejándose cada vez más del "hombre de la calle". La realidad es que el que está parado, y habla con sus afortunados amigos trabajadores, ve cómo éstos están crispados porque en sus empresas, y de manera obviament...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Tengo 46 años, soy licenciado en Ciencias Económicas y he trabajado durante 23 años; en la actualidad estoy parado y llevo nueve meses buscando empleo, y en estas circunstancias en que mi estado de ánimo se deteriora cada vez más, siento una especie de vértigo cuando en el Gobierno se manejan, de forma triunfalista, las cifras que indican cómo se reduce el número de parados del país, alejándose cada vez más del "hombre de la calle". La realidad es que el que está parado, y habla con sus afortunados amigos trabajadores, ve cómo éstos están crispados porque en sus empresas, y de manera obviamente oficiosa, les obligan a jornadas que atentan contra el Estatuto de los Trabajadores, y si no "hay muchos esperando ese puesto". La realidad es que se reduce el paro con contratos temporales por determinadas coyunturas (ventas navideñas en grandes almacenes, para gente joven, o con sueldos ridículos, etcétera).La realidad es que los despidos son cada vez más frecuentes y fáciles para la empresa y no en aquellas que causan impacto social (Seat, etcétera)" sino en otras mas pequeñas o medianas y anónimas, que no trascienden a la prensa. Como ciudadano, me preocupa que la Bolsa baje, la corrupción, etcétera, pero como "parado individual" me inquieta el día a día, la cuenta atrás que supone el que llegue el desafortunado momento en que, sin encontrar trabajo, ni siquiera perciba el subsidio por desempleo, y entonces, ¿qué haré?, ¿delinquir tal vez?, ¿vender pañuelos en algún semáforo que quede libre?

¿Qué credibilidad pueden tener esas cifras cuando un organismo oficial habla de 2,5 rnillones de parados y otro de 1,6 millones, poniendo como ejemplo los asistentes a un partido de fútbol un domingo o bien los que han asistido a ese estadio a lo largo de todo el año, para justificar esas diferencias?

Sólo pido que los responsa bles de esta situación, que ha de haberlos, sean objetivos y palpen la realidad de la calle y se den cuenta de que somos ya demasiados los que, hace algunos meses, teníamos un trabajo estable, éramos profesionales, mejores o peores, y que dediquen sus es fuerzos a crear oportunidades de verdad, tanto para los que quieren empezar a demostrar que va len para algo como para los que deseamos seguir demostrando esa profesionalidad.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En