Tribuna:

Un alcalde de minuto y medio

Ludópata como soy por gusto, vocación y herencia -tengo un bisabuelo astrónomo que sólo se decidió a descubrir una nueva estrella cuando le apostaron tres duros a que no lo hacía-, desde el pasado lunes he inventado un juego que va camino de hacerme rico; de momento ya tengo lo suficiente para pagar una buena cena con amigos esta misma noche en un restaurante conocido, y sabe Dios que me lo agradecerán: según mis noticias, aunque hace unos años había que hacer reserva, ahora están a punto de cerrar.El juego es el siquiente: Previa apuesta de veinte duros ¿sabe alguien de qué puede estar compue...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ludópata como soy por gusto, vocación y herencia -tengo un bisabuelo astrónomo que sólo se decidió a descubrir una nueva estrella cuando le apostaron tres duros a que no lo hacía-, desde el pasado lunes he inventado un juego que va camino de hacerme rico; de momento ya tengo lo suficiente para pagar una buena cena con amigos esta misma noche en un restaurante conocido, y sabe Dios que me lo agradecerán: según mis noticias, aunque hace unos años había que hacer reserva, ahora están a punto de cerrar.El juego es el siquiente: Previa apuesta de veinte duros ¿sabe alguien de qué puede estar compuesto el vídeo de cinco minutos mediante el cual el alcalde Álvarez del Manzano hizo propaganda, en las presentación de las candidaturas municipales y autonómicas del PP, de todo lo que ha hecho? Entre nosotros les diré que yo mismo ardo de curiosidad y, aún a riesgo de descapitalizarme y perder fe en mi juego, a veces tengo la tentación de preguntarle a Javier Casqueiro, el firmante de la crónica con lo del vídeo en la sección de Espectáculos, que me cuente de qué iba la película. Es un poco como cuando nos retrasamos en un filme de terror y luchamos contra la aldearia curiosidad de preguntarle a alguien si al final el monstruo los descuartiza a todos y se los come, o al menos se salva la chica que, pese a sus múltiples infidelidades, desde su primera aparición en cine nos tiene trastornados.

Aunque, como todos, tengo mis ideas, no me dan ni en el más atormentado de los insomnios para rellenar un vídeo de más de minuto y medio. La misma noche del lunes estuve a punto ¿le llegar a los dos pero eso fue porque había asistido a la comida de presentación de la última novela de Juan Eduardo Zúñiga, que es el escritor que a mi modo de ver más se ha acercado al alma azul de esta ciudad sorda y amnésica y me sentía inspirado y pletórico de imaginación. He aquí, para que vean que la casa juega limpio, algunas de las respuestas más prometedoras. Aunque terminaron enriqueciéndome de chocolatinas, podrían inspirar a los mejor informados:

Mi amiga Fuencisla, joven master en paro, cuenta y no acaba de las bondades de La Esquina, el centro comercial grano que le salió al Bernabéti en un costado sin que nadie se diera cuenta; tal vez fue por culpa del crecimiento inaudito del propio Bernabéu, paradigma de gloria futbolera y, con un poco de suerte, pregón de toda una estética municipal y quién sabe si nacional: ¿No enlaza acaso con el ejemplo imperial de los Nuevos Ministerios, un poco más abajo? Modelo mismo de la civilización del supermercado a que estamos abocados; es verdad que no fue Manzano quien construyó La Esquina, pero también fue él quien no la vio, permitiendo que naciera, creciera e hiciese incluso la mili, hasta el punto de que el presidente del Real Madrid le atribuyó todo el crédito en una asamblea de su club de indeleble memoria. De él es pues la gloria. En la época Alvaril, dice mi amigo Manolo, y pese a la irreparable pérdida para el. PP del concejal Matanzo -un patriota incomprendido que menos mal ahora va a recuperar otro ilustrado, Ruiz Mateos-, han disminuido los garitos, los burdeles, los cafés cantantes y, sobre todo, los teatros. Es cierto que eso ha propiciado la insinuación de una serie de peligrosas salas alternativas -El Canto de: la Cabra" La Cuarta Pared, la Sala Olimpia y otras-, y que de ahí podría salir algo, un día, pero por eso mismo es urgente el voto para el PP: una vez aclarada su idea del teatro, como el intento de cierre de la sala Alfil, o la consagración de Manuel Aznar como dramaturgo en el programa de la última obra de Buero Vallejo (sin su conocimiento), sólo un hombre como Álvarez del Manzano puede redondear la faena.

La cultura es tal vez el campo en que más se ha lucido el alcalde, dice mi vecina Roselia., Y enumera: el monumento a Carlos III en Sol con el ingenioso truco de tener que darle ocho vueltas para leer su placa, la perforación de la Plaza de Oriente para la creación de una galería comercial y un enorme aparcamiento de autobuses una cosa como La Esquina, pero más a lo bestia-; los túneles para meter el atasco de la carretera de La Coruña en la ciudad, y el cubrimiento de la Puerta de Alcalá, la Cibeles y Neptuno con dibujos de Mingote mientras duraba su limpieza. ¿No es eso alta cultura? Sin duda. Lo mismo que la agonía del Círculo de Bellas Artes y el Ateneo-, con lo que pronto podremos disfrutar de nuevas centrales bancarias en su lugar, para armonía del barrio; el abandono del claustro de los Jerónimos -hay que darse una vuelta para creerlo, en el cogollo mismo del barrio más aristocrático de Madrid-; y la entrega de la Casa de Vacas, en el Retiro, para que los dueños de una discoteca abriesen una terraza en el verano. Aquello fue grandioso. Si por casualidad se les ocurre hacer lo mismo con el vestíbulo del Prado, que se sepa que yo tengo la vez.

La verdad es que si uno se pone a sumar en serio, realizaciones no le faltan al alcalde: la definitiva entrega de la ciudad a los coches, preparándola para cuando superemos la crisis y nos volvamos otra vez locos; la apertura de nuevos horizontes para la construcción de 70.000 nuevas cajas de zapatos a modo de vivienda de gente que no se agite mucho; y, sobre todo, aquella memorable declaración, ejemplo para las nuevas generaciones, en la que el alcalde preguntaba a los forasteros (negros) por qué no se quedan en sus lugares de origen. Por esa frase ya se merece una nota a pie de página en la Historia, capítulo Antecedentes. En el de Marcas, cuenta con la indiscutible de haber confirmado a Madrid como la ciudad más ruidosa del mundo después de Tokio y El Cairo, y sin duda -Roma no cuenta, pues no se puede escabar- como la capital más incómoda de Europa. Nada de eso está al alcance de cualquiera.

A mí no se, me ocurre más, pero les brindo el juego. Si les parece difícil ganar a saber: guión de cinco minutos de vídeo con realizaciones del alcalde-, piensen lo que sería hacer lo mismo con el señor Ruiz Gallardón, jefe de la leal oposición y candidato a la presidencia de la autonomía: si aceptan no contabilizar las fotos, ahí les ofrezco cuatro minutos y medio de ventaja.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

(Ni que decir tiene que también se puede jugar con los señores Barranco y Leguina, el oso y el madroño, Cristina y Almeida, Mortadelo y Filemón, Tip y Gil y Gil, y cualquier otro personaje sin abuela).

Archivado En