El arzobispo de Madrid afirma que la democracia no es aplicable a la organización de la Iglesia

Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, recalcó ayer: "El concepto político de democracia como soberanía del pueblo no es introducible directa y específicamente en la constitución y organización ole la Iglesia. En la Iglesia, su realidad institucional no nace de ningún pueblo, nace por actuación de Dios en la historia de los hombres. Los hombres no disponernos de la Iglesia; no podemos configurarla como un Estado porque no está al servicio de la administración del bien común temporal. El bien común de la Iglesia no se relaciona con las realidades de este mundo, sino con la palabra de Jes...

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Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, recalcó ayer: "El concepto político de democracia como soberanía del pueblo no es introducible directa y específicamente en la constitución y organización ole la Iglesia. En la Iglesia, su realidad institucional no nace de ningún pueblo, nace por actuación de Dios en la historia de los hombres. Los hombres no disponernos de la Iglesia; no podemos configurarla como un Estado porque no está al servicio de la administración del bien común temporal. El bien común de la Iglesia no se relaciona con las realidades de este mundo, sino con la palabra de Jesucrito. Su soberanía es la del Señor, no hay más soberano".Rouco matizó que si por democracia se entiende participación, éste sí es un concepto asimilable para la Iglesia. Dijo también: "La democracia necesita siempre renovación moral; por encima del instrumentario técnico. Los derechos humanos no pueden estar a disposición del ordenamiento positivo".

Rouco hizo ayer estas declaraciones de principios en su intervención en el ciclo Democracia y libertad, organizado en Madrid, en la sede de la Cámara de Comercio e Industria, por Fundes-Club de los 90, que preside el escritor Julián Marías.

Sobre la libertad, Rouco comentó: "Se dice que el celibato es una imposición. Eso es falso. A nadie se le fuerza a ser sacerdote. En la Iglesia existe la libertad comunitaria, de ser misionero; uno lo elige. A nadie se le obliga. En la Iglesia no hay inspectores ni policía. Se está en la Iglesia por la libertad del acto de fe. Y hay libertad socio-política-profesional del cristiano. A nadie se le impone nada; se es libre". Y concluyó en sentido opuesto a la democracia: "Por tanto, sí tiene sitio la libertad en la Iglesia".

El arzobispo de Madrid. aseveró que en el hombre cristiano la libertad es "una categoría central" frente a las limitaciones que sufre actualmente la libertad personal en una sociedad en la que prácticamente todo está regulado por el ordenamiento jurídico y en la que existen grandes condicionamientos de factores externos como la educación y los medios de comunicación.

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