Leganés se moviliza para localizar a un vecino desaparecido el pasado domingo

Las calles de Leganés (178.000 habitantes) están empapeladas con pasquines con la fotografía y la descripción de un vecino de la localidad, Juan José Sánchez Barco, de 32 años, que permanece desaparecido desde el pasado domingo. Incluso los radioaficionados locales radian continuamente el mensaje con sus datos, y los amigos y familia de Juan José peinan cada día la ciudad y otras localidades cercanas para intentar localizarle.

"No se ha ido por propia iniciativa", asegura Justo, el padre del joven. Su familia y su novia, con la que se iba a casar el próximo 24 de febrero, mantienen qu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Las calles de Leganés (178.000 habitantes) están empapeladas con pasquines con la fotografía y la descripción de un vecino de la localidad, Juan José Sánchez Barco, de 32 años, que permanece desaparecido desde el pasado domingo. Incluso los radioaficionados locales radian continuamente el mensaje con sus datos, y los amigos y familia de Juan José peinan cada día la ciudad y otras localidades cercanas para intentar localizarle.

"No se ha ido por propia iniciativa", asegura Justo, el padre del joven. Su familia y su novia, con la que se iba a casar el próximo 24 de febrero, mantienen que una repentina amnesia le debe tener vagando sin rumbo. Juan José, Juanjo, como le llaman todos, salió de casa de sus padres, en la avenida de Mendiguchía Carriche, sobre las 12.30 del pasado domingo para dirigirse andando al piso en el que iba a vivir al casarse, en la calle del Sol. La distancia a recorrer era de apenas 800 metros en pleno corazón de la localidad. Según Adelaida González, su novia, iba a terminar un trabajo que se había llevado de la inmobiliaria en la que está empleado como administrativo contable. A las dos de la tarde habían quedado en un bar para ir a comer, pero Juanjo no apareció. Alarmada por la tardanza, Adelaida llamó a la familia, y juntos miraron en el piso de la calle del Sol, pero no había indicios de que Juanjo hubiera llega do a su destiño. "La cartera de mano estaba en el mismo sitio en donde la dejó el viernes; la puerta, cerrada, y ningún rastro de violencia", cuenta Adelaida. También resultó infructuosa la búsqueda por la oficina. Ni Juanjo aparecía ni daba señales de vida. "Si se hubiera marchado por propia voluntad, nos hubiera llamado a las veinticuatro horas para tranquilizarnos", asegura su padre, quien afirma que se trata de una familia muy unida. Juanjo es el cuarto de los cinco hijos de los Sánchez Barco.Tras denunciar en comisaría la desaparición, el lunes estuvieron en el programa de TVE Quién sabe dónde. En él se recibió la llamada de Margarita, una antigua compañera de trabajo de Juanjo, que afirmó que se cruzó con él la misma mañana del lunes en la calle del Sol. Según afirma, le notó raro, como ausente y no respondió al saludo que le dirigió.

Por esa razón, la familia y la novia piensan que puede sufrir algún tipo de pérdida de memoria. Adelaida y Justo, el hermano menor, aseguran que puede estar originada por un fuerte golpe que se dio en la cabeza el pasado septiembre jugando al frontón en el parque de los Frailes. Se hizo una brecha y tuvieron que darle siete puntos.

Los familiares descartan que se trate de una fuga por problemas. No se sentía presionado por la cercanía de su enlace matrimonial. "Al contrario, tenía una ilusión tremenda con la boda", señala Adelaida, de 26 años, que trabaja como peluquera. La posibilidad del secuestro también la rechaza la familia. "Con qué fin. No andamos mal, pero mucho dinero no tenernos", asegura su padre. En el momento de la desaparición, Juanjo no llevaba más de 2.000 pesetas en el bolsillo.

La descripción facilitada por la familia es que mide 1,80 metros, pesa 95 kilos, tiene poco pelo y los ojos verdes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En