"Si los rusos ganan, nos aniquilarán"

Salahudin Biloiev, de 43 años, tuvo en otro tiempo todo el poder del Estado a su disposición y la población civil a su merced como comandante del KGB, el servicio de seguridad de la antigua Unión Soviética. Ahora dirige un grupo de combatientes entre las ruinas y las calles enlodadas de la capital chechena para combatir a los soldados rusos.Biloiev dice que conoce bien al enemigo y no se hace ilusiones sobre las consecuencias de una victoria rusa. "Si ganan, aniquilarán a la nación chechena. No harían distinción entre combatientes y civiles y matarían a todo el mundo, igual que están intentand...

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Salahudin Biloiev, de 43 años, tuvo en otro tiempo todo el poder del Estado a su disposición y la población civil a su merced como comandante del KGB, el servicio de seguridad de la antigua Unión Soviética. Ahora dirige un grupo de combatientes entre las ruinas y las calles enlodadas de la capital chechena para combatir a los soldados rusos.Biloiev dice que conoce bien al enemigo y no se hace ilusiones sobre las consecuencias de una victoria rusa. "Si ganan, aniquilarán a la nación chechena. No harían distinción entre combatientes y civiles y matarían a todo el mundo, igual que están intentando hacerlo ahora con sus bombardeos aéreos y de artillería".

El jefe guerrillero local añade que si los rusos logran penetrar las líneas chechenas en Grozni nadie estará a salvo: "Tendríamos que huir a las montañas y librar una larga guerra".

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La Operación militar de Rusia para tomar la capital de la república secesionista y capturar a su presidente, Dzhojar Dudáiev, ha entrado ya en su sexta semana y hasta ahora ha sido un rotundo fracaso. Dudáiev sigue haciendo llamamientos a su pueblo por televisión y la batalla de Grozni se ha convertido en un combate casa por casa, reduciendo gran parte de la ciudad a humeantes ruinas.

Biloiev y sus hombres han mantenido a raya a los rusos en unas instalaciones ferroviarias en el centro de la ciudad, donde el enemigo les tienen casi rodeados.

Los habitantes de Grozni están aterrorizados ante la perspectiva de que los carros de combate rusos rompan la línea defensiva chechena, aunque muchos de esos blindados lo hicieron la víspera de Año Nuevo y aún siguen allí, pero destruidos por los combatientes, que les tendieron una emboscada al amparo de los sótanos, de las casas y de las estrechas calles de la ciudad.

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