Tribuna:

Grrrrr

Al león d e la Metro se le habría helado el rugido entre las fauces, de haber presenciado, la pasada semana, el leoncidio perpetrado por La 2, supuestamente nuestra cadena culta de televisión, con la emisión de un reportaje sobre el proceso de creación de la banda sonora -musica y voces- de El rey león, banda sonora que, dicho sea -de paso, es lo mejor que el último producto Disney tiene: la. canción de Elton John y las magníficas voces de Jeremy Irons, James Earl Jones, Whoopi Goldberg, Mathew Broderick y etcétera.Esta prenda se sentó ante el televisor, dispuesta a disfrutar, y encontr...

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Al león d e la Metro se le habría helado el rugido entre las fauces, de haber presenciado, la pasada semana, el leoncidio perpetrado por La 2, supuestamente nuestra cadena culta de televisión, con la emisión de un reportaje sobre el proceso de creación de la banda sonora -musica y voces- de El rey león, banda sonora que, dicho sea -de paso, es lo mejor que el último producto Disney tiene: la. canción de Elton John y las magníficas voces de Jeremy Irons, James Earl Jones, Whoopi Goldberg, Mathew Broderick y etcétera.Esta prenda se sentó ante el televisor, dispuesta a disfrutar, y encontrose ante un horror que paso a denunciar, por si sirve para que no se repita. Veamos.

Salía Elton hablando en inglés sobre cómo había creado la canción, y una voz en castellano, superpuesta lo traducía. Entonces se nos ilustraba el asunto con un fragmento del filme en su versión doblada, es decir, cantada la copla por un desconocido. Luego Jeremy Irons contaba cómo se planteó el asunto de dar su voz a Scar, y no sólo otra voz nos lo traducía, sino que a continuación se mostraba a Scar hablando por la boca del currito que lo dobló al castellano. Y así sucesivamente, o sea, una especie de torre de Babel, pero en gilipollas.

Ya sé que este tipo de estafa no es tan importante como las que, estos días, hacen correr ríos, de tinta, pero creo que forma, parte de algo que está en la raíz, de todo: el desprecio absoluto de quienes hacen algo hacia los receptores de ese algo. Desprecio que, en,materia de cine, por ejemplo, ha llevado a nuestra televisión oficial a programar las mejores películas a horas en que sólo puede disfrutar de ellas el conde Drácula.

Digo yo: para conmemorar el centenario del cine, ¿por qué no se suicidan?

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