La última victoria del abad Pierre

Chirac anuncia que requisará las viviendas vacías de París para alojar a personas sin domicilio

El abad Pierre es el hombre al que más respetan los franceses. Este anciano sacerdote lucha, desde hace 40 años, en favor de los débiles. Y el domingo convirtió, espectacularmente, en prioridad política el problema de quienes viven en la calle. Lo hizo encabezando la ocupación de un edificio vacío en pleno centro de París. Primer eco: el primer ministro, Edouard Balladur, le recibió en su despacho para darle garantías de que el edificio no sería desalojado. Segundo y ruidoso eco: el alcalde de París, Jacques Chirac, anunció ayer que requisaría viviendas vacías de la capital para albergar a...

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El abad Pierre es el hombre al que más respetan los franceses. Este anciano sacerdote lucha, desde hace 40 años, en favor de los débiles. Y el domingo convirtió, espectacularmente, en prioridad política el problema de quienes viven en la calle. Lo hizo encabezando la ocupación de un edificio vacío en pleno centro de París. Primer eco: el primer ministro, Edouard Balladur, le recibió en su despacho para darle garantías de que el edificio no sería desalojado. Segundo y ruidoso eco: el alcalde de París, Jacques Chirac, anunció ayer que requisaría viviendas vacías de la capital para albergar a los sin casa.

La decisión de Chirac, el único de los grandes candidatos que está ya en campaña, confirma la estrategia emprendida desde que Jacques Delors se retiró de escena: el líder gaullista, que en los años setenta era Jacquot le Facho y en los años ochenta se convirtió al ultraliberalismo thatcherista, quiere ahora desbordar por la izquierda a todo el mundo. Presentándose como "el candidato del cambio", ha hecho suyo el combate contra la pobreza y la marginación, rampantes en la Francia de 1994.

La iniciativa del abad Pierre le ha dado pie a lanzar una orden de requisición que molestará a las grandes compañías inmobiliarias, pero será bien acogida por los ciudadanos de a pie.

El alcalde de París se apoya en una vieja ley de 1945, pensada para paliar los enormes problemas creados por la guerra. El anuncio, efectuado por televisión, fue hecho en un lenguaje normalmente reservado a la izquierda: "Hay miles de viviendas y oficinas que pertenecen a grandes compañías y que, por razones especulativas, permanecen vacías. Eso es una provocación", afirmó Chirac.

Sorpresa y satisfacción

Las palabras del alcalde y candidato gaullista fueron acogidas "con sorpresa y satisfacción" por Derecho al Alojamiento, la principal asociación de los SDF (Sin Domicilio Fijo). Un portavoz de una sociedad inmobiliaria afirmó, por el contrario, que la medida no haría sino agravar el problema a medio plazo: "Esto espantará a los inversores y sin inversión no habrá nuevas vivieridas". Hay en Francia unas 500.000 personas censadas como SDF y más de dos millones como "aloja das en condiciones insalubres". Unos dos millones de viviendas, casi el 15% del par que inmobiliario, permanecen siempre vacías.El mérito de que al fin se hable de quienes menos tienen corresponde, en cualquier caso, al abad Pierre. El hombre que en 1954 lanzó una campaña en favor de los sin casa y ha mantenido durante cuarenta años una incesante actividad, fundador de las comunidades cristianas Emaús y encarnación de un catolicismo con los pies en la tierra (es, por ejemplo, partidario del uso de preservativos porque "pesa más una muerte por el sida que un catecismo"), capitaneó el domingo por la tarde, a los 82 años, la ocupación de un inmueble cercano a Saint Germain-des-Prés por parte de 20 familias sin domicilio.

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El inmueble fue bien elegido para evitar críticas: pertenecía a la Cogedim, una gigantesca sociedad inmobiliaria cuyo presidente está implicado en casos de corrupción político-financiera, y permanecía vacío a la espera de demolición desde 1991.

La autoridad moral del abad Pierre no sólo hizo posible que la policía se mantuviera a distancia, sino que obligó al primer ministro a concederle una audiencia improvisada y a darle su palabra de que las 20 familias podrían permanecer en el inmueble hasta que se resolvieran sus problemas.

La del abad Pierre fue probablemente una acción casi testamentaria. Con 82 años y ya muy debilitado, apenas podía pronunciar las palabras al salir del palacete Matignon. El primer ministro puso a su disposición un coche para que pudiera regresar "por última vez", según el propio abad Pierre, a su retiro normando de Esteville.

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