Blancanieves y dos mil enanitos

Muchos de los niños se fueron del pregón navideño sin ver a sus ídolos

Pasadas las ocho de la tarde, Blancanieves y los siete enanitos hicieron su aparición ante cientos de niños, otros cientos de padres y otro tanto de gente de todas las edades; sumaban dos mil personas. Desde las siete de la tarde esperaban su llegada. Este año el Ayuntamiento había pensado que los pregoneros de las fiestas navideñas bajaran de su habitual balcón en la plaza de la Villa a la calle. Querían que los personajes de Walt Disney encargados de anunciar la Navidad estuvieran más cerca de los ciudadanos. Por eso montaron un escenario en la plaza, lo que motivó el disgusto de muchos meno...

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Pasadas las ocho de la tarde, Blancanieves y los siete enanitos hicieron su aparición ante cientos de niños, otros cientos de padres y otro tanto de gente de todas las edades; sumaban dos mil personas. Desde las siete de la tarde esperaban su llegada. Este año el Ayuntamiento había pensado que los pregoneros de las fiestas navideñas bajaran de su habitual balcón en la plaza de la Villa a la calle. Querían que los personajes de Walt Disney encargados de anunciar la Navidad estuvieran más cerca de los ciudadanos. Por eso montaron un escenario en la plaza, lo que motivó el disgusto de muchos menores, además de las protestas y algún dolor de espalda de sus padres: sólo las primeras filas podían ver sin obstáculos lo que pasaba en un escenario que no superaba el metro de altura."¡Me estás haciendo polvo!", "quítame el pie de la cara!" o "hijo, ya no puedo más", eran frases que repetían unos padres agotados de mantener a sus pequeños aupados. Y los niños sepultados entre la muchedumbre, venga a quejarse de que no veían. "Tenían que haberlo hecho de otra manera. No hay derecho", comentaban las sufridas madres. La pantalla que habían situado en uno de los extremos del escenario no consiguió calmar los ánimos.

A son del villancico Arre borriquito, Blancanieves, tan impecable que parecía salida de la película que tantos niños van a pedir este año a los Reyes, dejó hipnotizada a la chiquillería. Movían sus manitas para saludarla. ¡Blancanieves, mírame!", suplicaba una cría desde los hombros de su madre. Muchos recitaban de memoria el nombre de los enanitos. "Ahí está Gruñón", "ése es Mudito, y el otro, Dormilón", señalaban con ojos como platos los afortunados que podían distinguirlos.

"Mi nombre es Blancanieves y es un gran honor estar estos días de Navidad con vosotros aquí en Madrid, una ciudad preciosa" empezó diciendo la pregonera. Su voz resultaba de lo más familiar. Es la voz que siempre tiene Blancanieves en castellano, porque es la única que la factoría Disney autoriza para poner la voz a este personaje. Por eso, el discurso se había grabado en México; y por eso, la Blancanieves de ayer sólo respondía con gestos o tirando besos a los reclamos de los niños: ella y los demás personajes tienen prohibido pronunciar una palabra.

El vestuario, los gestos y los movimientos también están rigurosamente cuidados. La firma Disney se encarga de adoctrinar a base de cursillos a cada una de las personas que encarnan a los famosos dibujos animados. Sólo a ellos se les permite lucir el vestuario que el famoso dibujante diseñó para sus cuentos.

Mickey Mouse y Goofy también pasaron por el escenario bailando al son de los villancicos que interpretaba la cantante Michelle. Al finalizar el acto, se soltaron. 1.500 globos blancos que flariqueaban el escenario. "Se van ' con Jesús", musitaba un niño.

Cientos de estudiantes de medicina se dieron cita también, ayer, en la Plaza de la Villa. Corearon el nombre del muñeco de otro cuento. "Pinocho, Pinocho", gritaban, increpando al alcalde de Madrid, que vio el acto desde el balcón.

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Protestaban por haberles señalado como autores del robo del tridente de Neptuno, y negaban tal imputación con una pancarta que decía: "Alcalde: antes de acusar, hay que probar".

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