El partido de Major también recibió dinero de un financiero egipcio

El escándalo de las interpelaciones parlamentarias a cambio de dinero que obligó el jueves a presentar la dimisión a un viceministro británico ha alcanzado ya al mismo corazón del partido conservador. El financiero egipcio Mohamed Al Fayed, el hombre que ha destapado el escándalo entregando facturas y material comprometedor al diario The Guardian, reveló el viernes por la noche que paralelamente a sus pagos a los dos viceministros, entregó a los tories un cheque de 50 millones de pesetas.Las donaciones económicas de Al Fayed se sitúan todas en una etapa -mediados de los añ...

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El escándalo de las interpelaciones parlamentarias a cambio de dinero que obligó el jueves a presentar la dimisión a un viceministro británico ha alcanzado ya al mismo corazón del partido conservador. El financiero egipcio Mohamed Al Fayed, el hombre que ha destapado el escándalo entregando facturas y material comprometedor al diario The Guardian, reveló el viernes por la noche que paralelamente a sus pagos a los dos viceministros, entregó a los tories un cheque de 50 millones de pesetas.Las donaciones económicas de Al Fayed se sitúan todas en una etapa -mediados de los años ochenta- en la que el financiero hacía frente a una seria andanada para arrebatarle la posesión de House of Fraser, una cadena de grandes almacenes que incluye al superfamoso Harrods. Fuentes del Partido Conservador se negaron a responder a las afirmaciones del egipcio señalando que el partido no comenta nunca las donaciones personales. Un tipo de contribución económica que tampoco está prohibida en el Reino Unido.

Las repercusiones de lo revelado por el financiero egipcio han provocado hasta ahora la dimisión del viceministro para Irlanda del Norte, Tim Smith, con quien Al Fayed asegura haberse entrevistado 19 veces durante los años 1987-89, cuando la posesión de Harrods estaba en peligro. El número de entrevistas con Neil Hamilton, en las mismas fechas, se elevó a 21. Sin embargo, diversas personalidades conservadoras, entre ellas el antiguo presidente del partido, Norman Fowler, salieron ayer en defensa de los dos principales implicados, el segundo de los cuales, el viceministro de Comercio, Neil Hamilton, permanece atrincherado en su puesto decidido a no dimitir.

La posición de Hamilton se hace cada vez más difícil. Su famosa semana en el hotel Ritz de París, en septiembre de 1987, acompañado de su esposa, no ha gustado demasiado en el partido. Especialmente porque Hamilton se saltó las normas que obligan -al menos moralmente- a hacer constar viajes e ingresos extras en el Registro de Intereses de la Cámara de los Comunes.

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