Cartas al director

Comparaciones peligrosas

En el ejercicio de la comparación hay que ser extremadamente cauto, y especialmente cuando los temas o las personas que se comparan tienen gran relevancia pública para el conjunto de la ciudadanía. El pasado 26 de septiembre se publicaba en esta sección una carta que comparaba la reinserción ideológica del presidente del Partido Popular a la reinserción de presos etarras. Su autor, que compartió las aulas con el líder del PP en su juventud, afirma que éste, era antes falangista y ahora, ya ven, después de haber sufrido una reinserción ideológica, es el líder (democrático) de la o...

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En el ejercicio de la comparación hay que ser extremadamente cauto, y especialmente cuando los temas o las personas que se comparan tienen gran relevancia pública para el conjunto de la ciudadanía. El pasado 26 de septiembre se publicaba en esta sección una carta que comparaba la reinserción ideológica del presidente del Partido Popular a la reinserción de presos etarras. Su autor, que compartió las aulas con el líder del PP en su juventud, afirma que éste, era antes falangista y ahora, ya ven, después de haber sufrido una reinserción ideológica, es el líder (democrático) de la oposición.Asimismo, no puede entender de ninguna manera que el político en cuestión, desde su partido, niegue esa misma posibilidad a los presos de ETA que, arrepentidos de su opción, han de tener -en aras del principio de igualdad- esa misma oportunidad.

Defender al señor Aznar, desde luego, no es mi cometido. Pero ¿cómo puede alguien comparar una transformación ideológica, pacífica y juvenil con la transformación de un criminal arrepentido? Evidentemente, la osadía humana llega a los límites más insospechados.

La cantidad de personas reinsertadas ideológicamente hoy no es poca. Por ejemplo: el señor Solé Tura fue ponente constitucional por el grupo PCE-PSUC y actualmente milita en el PSC, el señor J. Anguita militó en el Frente de Juventudes y después de su legítima reinserción política es el líder de IU, y así tantos otros que han sabido madurar su ideología a lo largo de sus vidas. Pero en ningún caso han cometido delitos contra la vida, salud o integridad física de las personas cuando ostentaban sus antiguas convicciones políticas, lo cual no puede decirse de los presos de ETA. Ellos sí lo hicieron.

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El tema de la reinserción de etarras no es de fácil solución, y en este escrito no se halla la respuesta, pero sí pretende deshacer una comparación fuera de lugar, distorsionada, y muy peligrosa, que no conduce a nada, al menos, positivo.-

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