Un papel por sorpresa

Más de 200 vecinos de Aranjuez (38.000 habitantes) participarán como extras en la nueva película del director cine matográfico Pedro Olea, Morirás en Chafarinas, un filme policiaco y de aventuras ambientado en un cuartel militar de Melilla en los años ochenta. Jorge Sanz, María Barranco y Oscar Ladoire pon drán el rostro a los principales personajes de esta historia, basa da en la novela de Fernando La nana, primer Premio Nacional de Literatura Juvenil en 1991.El escenario escogido ha sido el cuartel de Pavía, un recinto militar del, siglo XVIII desocupado por el traslado hac...

Más de 200 vecinos de Aranjuez (38.000 habitantes) participarán como extras en la nueva película del director cine matográfico Pedro Olea, Morirás en Chafarinas, un filme policiaco y de aventuras ambientado en un cuartel militar de Melilla en los años ochenta. Jorge Sanz, María Barranco y Oscar Ladoire pon drán el rostro a los principales personajes de esta historia, basa da en la novela de Fernando La nana, primer Premio Nacional de Literatura Juvenil en 1991.El escenario escogido ha sido el cuartel de Pavía, un recinto militar del, siglo XVIII desocupado por el traslado hace unos meses de su regimiento a Zaragoza. El filme, que también se rueda en otras ciudades, como Madrid o Melilla, estará en esta ciudad al menos 20 días, lo que ha causado gran expectación entre los vecinos, que se acercan por los alrededores con el fin de ver a sus ídolos de la pantalla o para intentar conseguir un pequeño papel. De esta forma, los bares de la zona han notado un cierto incremento en la afluencia de clientes.

"Llegué por casualidad, me lo dijo un amigo y aquí estoy. En realidad todos nos hemos enterado así", dice José María, uno de los jóvenes extras, que hasta ahora se ha limitado a desfilar o a hacer bulto y dar vidilla al cuartel. Todos los extras son jóvenes y varones, como es lógico en una película que transcurre en un cuartel, y cobran 4.000 pesetas diarias. Anécdotas como la presencia de un joven, Raúl, objetor de conciencia que por primera vez en su vida se ha vestido de soldado. "Quién me lo iba a decir a mí", dice con humor, "no me siento raro, simplemente lo veo como un trabajo cualquiera". Un trabajo, eso sí, más pesado de lo que la mayoría se creía. "Llevarnos sin parar desde las seis de la mañana y hay que hacer muchas tomas", dice Vicente, otro de los extras, que ya muestra síntomas de cansancio. "Por lo menos tenemos que estar 12 horas al día, y hace mucho calor", dice resignado.

Quien también estaba cansado era Jorge Sanz, que desempeña el personaje del cabo de guardia Jaime y que se quedaba dormido entre toma y toma en un banco a la sombra. Más activo se le veía a Oscar Ladoire, que hace el papel del capitán Contreras, un personaje bastante alejado del de bohemio con el que se le identifica. "Es fácil que a raíz de un papel te encasillen. Ciertamente, éste se sale de lo habitual que hago y por eso estoy poniendo toda la carne en el asador".

Con un pañuelo atado a la cabeza y luciendo su figura alta y estilizada, María Barranco, prácticamente la única mujer de la película, se muestra muy contenta con el papel que le ha tocado, el de Lisa, la mujer de Óscar Ladoire, que vive entre el aburrimiento del cuartel y la pasión de su amante, Jorge Sanz. "Es un papel cortito y jugoso, muy importante en la trama. Cuando ella sale en pantalla puede ocurrir cualquier cosa", dice la actriz.

Esta película de Pedro Olea transcurre en un cuartel de Melilla en el que se suceden una serie de extrañas muertes que dan pie a una investigación en la que salen a relucir peligrosas tramas vinculadas al narcotráfico y a un negocio de 500 millones de pesetas. Su presupuesto es de 325 millones de pesetas, de los cuales 65 corresponden a una subvención del Ministerio de Cultura.