La vecindad desoye los bandos del alcalde

No se ha hecho famoso José María Álvarez del Manzano por la fina ironía y la buena pluma que destilaban los bandos de su predecesor, Enrique Tierno Galván. Pero puede pasar a la historia como el regidor que más bandos inútiles ha firmado, tanto si contenían un ruego como una disposición: por ejemplo, cuando se penalizó el consumo de drogas en público, se prohibió el aparcamiento en determinadas calles en una alerta atmosférica o se limitaron las horas de carga. y descarga. De todos ellos ha hecho caso omiso la vecindad. El alcalde, sin embargo, no se muestra tan pesimista."Bando: un elemento q...

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No se ha hecho famoso José María Álvarez del Manzano por la fina ironía y la buena pluma que destilaban los bandos de su predecesor, Enrique Tierno Galván. Pero puede pasar a la historia como el regidor que más bandos inútiles ha firmado, tanto si contenían un ruego como una disposición: por ejemplo, cuando se penalizó el consumo de drogas en público, se prohibió el aparcamiento en determinadas calles en una alerta atmosférica o se limitaron las horas de carga. y descarga. De todos ellos ha hecho caso omiso la vecindad. El alcalde, sin embargo, no se muestra tan pesimista."Bando: un elemento que pone en conocimiento de la vecindad que la alcaldía va a adoptar o intensificar medidas de rango superior". Para Mario Corella, secretario municipal, ésta sería la definición de los comunicados que firma el alcalde y que a veces empapelan las calles de la ciudad o se difunden en los periódicos. El regidor del PP ha firmado 19 en los tres años que lleva de mandato. José María Álvarez del Manzano dice al respecto: "A mí me gustaría hablar con cada uno de los madrileños, y por lo tanto considero el bando Como un medio de comunicarme con los ciudadanos".

El primer concejal ha escrito incluso un bando funerario -el dedicado a la muerte de don Juan de Borbón, que él recuerda con especial emoción y algunos de salutación -a los mandatarios de la cumbre iberoamericana de 1992, a la agrupación Madrid o al Papa-. Todos han salido de su pluma y llevan un sello personal que el regidor intenta imprimir y con ello distinguirse de los textos de su colega Tierno Galván.

Su primer bando, difundido en julio de 1991, instaba a los vecinos en plena canícula a evitar el ruido. Era un bando amable, en el cual se contraía el compromiso de incluir una cláusula en los contratos de las obras del Ayuntamiento para evitar ruidos, colocar pavimentos silenciosos y pantallas acústicas. Este periódico no ha conseguido saber qué fueron de aquellas promesas.

El último bando, firmado en mayo pasado, degeneró en un incumplimiento generalizado: intentaba limitar en la zona central de la ciudad la carga y descarga de camiones grandes desde mediodía hasta las nueve de la noche.

Los transportistas se levantaron contra la orden. Este periódico comprobó el pasado 21 de junio que el bando era violado fiagrantemente por 99 furgonetas y camiones en un paseo de 90 minutos que tres periodistas efectuaron por el centro. Entonces se oyeron frases así: "Que me pongan las multas que quieran; no voy a dejar de descargar ( ... ), si no le gusta al alcalde, que nos dé un trabajo mejor".

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Los transportistas incumplen el bando de carga y descarga desde su entrada en vigor

VIENE DE LA PÁGINA 1El incumplimiento persiste desde entonces. El jueves 20 de septiembre, por ejemplo, en la esquina de José Abascal con Fernández de los Ríos, Manuel y Antonio sacaban de su gran camión cajas con decenas de tónicas, sin importarles si habían dado las doce o no. "En los primeros días del bando nos decían cosas y pretendieron ponerme una multa", aseguraba Manuel, el más joven de la pareja; "ahora no nos molestan". El eje de José Abascal está jalonado de carteles que lo bautizan como "vía preferente", un invento de otro bando del alcalde: allí las multas serían más altas y la vigilancia más estrecha.

Más de dos años después, el bando parece papel mojado. El pasado jueves por la mañana, una periodista contó 62 coches en doble fila desde la plaza de Cristo Rey hasta la confluencia con la Castellana en José Abascal, un tramo de calles consideradas vías preferentes. Sólo vio a un policía municipal en todo el trayecto, efectuado a mediodía. En el mismo bando (fechado el 29 de mayo de 1992), el alcalde daba la clave de los objetivos más sabrosos para la grúa: los coches aparcados en carril reservado, en pasos de peatones, en áreas de carga y descarga o en las reservadas para vehículos de servicios públicos, urgencia o seguridad.

Si se hubiesen pagado las 107.516 multas que han impuesto en las vías preferentes por diferentes motivos los policías municipales desde que entró en vigor el bando (29 de mayo de 1992), el concejal de Hacienda, Fernando López Amor, estaría frotándose las manos.

Armas para cobrar multas

Fuentes municipales aseguran que sólo se paga un 7% de todas las multas impuestas, por la dificultad de su tramitación. "No hacemos más que pedir al Ministerio del Interior que nos dé más armas para que las multas se cobren, para que se pueda embargar...", explica el alcalde, quien asegura que la ciudad padece una gran indisciplina vial. "Todo el mundo dice que el tráfico de la ciudad está fatal, pero eso no cuenta para uno mismo a la hora de aparcar y dejar el coche en cualquier sitio". En la alerta atmosférica vivida por la ciudad, el alcalde prohibió aparcar en 20 kilómetros de calles de las vías preferentes. Los automovilistas ignoraron la petición.

Ni siquiera las llamadas a la solidaridad del regidor han tenido resultado. Con motivo de la huelga de metro y autobús en febrero de 1992, el alcalde pidió a los automovilistas que invitaran a los transeúntes a subir a su coche si el itinerario cuadraba. De nuevo este periódico comprobó, el 25 de febrero de 1992, que dos de sus reporteras eran las únicas que ofrecían el coche a los peatones (para contar luego la experiencia). El alcalde sintió frustración: "Me quedé un poco triste".

El último mes de mayo ha sido prolífico en bandos; antes de dar la bienvenida a la Agrupación Madrid -los cascos azules españoles destacados en Bosnia- y de invitar a los madrileños a inaugurar mayo (día 5) en el Retiro viendo a los valientes soldados recién llegados de la guerra, homenajeó en nombre de los vecinos a la Guardia Civil en el 150º aniversario de la fundación de este cuerpo de seguridad. El bando (10 de mayo) informa de la concesión de la medalla de oro de Madrid e invita a asistir a un desfile. El fechado el 6 de mayo fue mucho más prosaico: instaba a los propietarios de todos los gatos y perros de la ciudad a vacunar a sus mascotas contra la rabia. Y parece que es una comunicación en alza: cada vez se vacunan más perros (que no más gatos, suelen ser un 8% de todos los animales inmunizados). El 13 de mayo anunció una campaña de prevención del alcoholismo juvenil, anunciando multas severas por la venta de alcohol a los menores. Quizá el más polémico fue el de octubre de 1991, cuando un Álvarez del Manzano aún novato en lides literarias prohibía el consumo de drogas en público, adelantándose a la Ley de Seguridad Ciudadana, la famosa ley Corcuera. A las sanciones de los municipales, los yonquis contestaban con un pesimista: "Cuando tenga un lugar para rehabilitarme ya me habré muerto". En total se pusieron 8.497 multas. ¿Se pagó alguna? Sí, exactamente, ocho.

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