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En 1991, los miembros de órdenes religiosas e institutos de vida consagrada sumaban 916.012, de los que 233.628 eran religiosos y 682.384 eran monjas, según datos del Annuarium Statisticum Ecelesiae. Son 291.554 menos que en 1966, ya que los aumentos de vocaciones registrados en Asia y Áfricia no compensan ni de lejos la reducción del número de religiosos, y sobre todo de monjas, en Europa, América y Oceanía.Entre los institutos masculinos, el primero sigue siendo la Compañía de Jesús, con 23.778 miembros en 1991 (12.141 menos que en 1966), seguida de los franciscanos, con 18.738 miembr...

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En 1991, los miembros de órdenes religiosas e institutos de vida consagrada sumaban 916.012, de los que 233.628 eran religiosos y 682.384 eran monjas, según datos del Annuarium Statisticum Ecelesiae. Son 291.554 menos que en 1966, ya que los aumentos de vocaciones registrados en Asia y Áfricia no compensan ni de lejos la reducción del número de religiosos, y sobre todo de monjas, en Europa, América y Oceanía.Entre los institutos masculinos, el primero sigue siendo la Compañía de Jesús, con 23.778 miembros en 1991 (12.141 menos que en 1966), seguida de los franciscanos, con 18.738 miembros. Encabezan los femeninos las Hijas de la Caridad de San Vicente Paul, con 28.999 monjas (16.049 menos que en 1966), seguida de las Hijas de María Auxiliadora, con 16.915 monjas. Están luego las nuevas comunidades, como los focolari italianos, los neocatecúmenos y otras formas de vida consagrada a las que a veces pueden acceder también los casados y casadas. En su mayoría no han sido todavía reconocidas por el Iglesia.

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Juan Pablo II se refirió ayer a estos movimientos como "formas que expresan de un modo más próximo a nuestra cultura actual las tensiones de siempre de la vida religiosa", y los calificó de "prueba del don de Dios hacia la Iglesia". El Papa subrayó, no obstante, el valor del celibato, y se refirió a la consagración religiosa y al matrimonio como dos vocaciones distintas.

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