Escenario de posguerra

El Maravillas tuvo que cerrar durante tres meses del verano de 1993 porque el departamento municipal de Protección Civil encontró muchas deficiencias de seguridad en el teatro. El dueño del local, Luis García Ramos, añade que este verano también han hecho algunas obras: la Comunidad de Madrid ha pagado la ampliación de la embocadura del escenario, que es "pequeñísimo", para albergar cuatro obras durante el Festival de Otoño de la Comunidad. El Ayuntamiento, además, ha derribado la marquesina del teatro, situado en la calle de Manuela Malasaña, 6, y la empresa ha tenido que instalar otra: "Para...

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El Maravillas tuvo que cerrar durante tres meses del verano de 1993 porque el departamento municipal de Protección Civil encontró muchas deficiencias de seguridad en el teatro. El dueño del local, Luis García Ramos, añade que este verano también han hecho algunas obras: la Comunidad de Madrid ha pagado la ampliación de la embocadura del escenario, que es "pequeñísimo", para albergar cuatro obras durante el Festival de Otoño de la Comunidad. El Ayuntamiento, además, ha derribado la marquesina del teatro, situado en la calle de Manuela Malasaña, 6, y la empresa ha tenido que instalar otra: "Para que no se mojen los espectadores cuando compran la entrada", dice García Ramos.

El edificio del teatro Maravillas se hizo con materiales de desecho en la posguerra (años cuarenta), y García Ramos explica que un arquitecto del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM) calculó en unos 200 millones de pesetas el coste de la rehabilitación integral del edificio.

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La fachada del teatro está protegida, a pesar de que García Ramos la considera "feísima" y cree "poco razonable" mantenerla.

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