Cartas al director

La grúa bandolera

Diez años, 10 seguidos, dejando mi cochecillo todos los días laborables enfrente de mí casa, en el barrio del Lucero, en el paseo de Extremadura. Allí, en mi barrio obrero, junto al muro destartaladillo, no molesta a nadie, nunca ha molestado a nadie el pobriño.Yo soy obrero, como mi barrio, un simple obrero como tantos obreros. Soy un poquitín ecologista y por eso mismo no me llevo el coche al trabajo. Voy en bus, en metro... El camino es largo, pero bueno, hago lo que puedo por mis semejantes, contamino lo menos posible.

Hoy vuelvo del trabajo y me desespero: mi amigo coche no está, s...

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Diez años, 10 seguidos, dejando mi cochecillo todos los días laborables enfrente de mí casa, en el barrio del Lucero, en el paseo de Extremadura. Allí, en mi barrio obrero, junto al muro destartaladillo, no molesta a nadie, nunca ha molestado a nadie el pobriño.Yo soy obrero, como mi barrio, un simple obrero como tantos obreros. Soy un poquitín ecologista y por eso mismo no me llevo el coche al trabajo. Voy en bus, en metro... El camino es largo, pero bueno, hago lo que puedo por mis semejantes, contamino lo menos posible.

Hoy vuelvo del trabajo y me desespero: mi amigo coche no está, se lo ha llevado la grúa bandolera del Ayuntamiento. Acudo a rescatarlo: 18.000 pesetas, el 25% de mi sueldo mensual. ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Por qué los atracadores legales actúan impunemente en mi pobre barrio, habiendo cientos de vehículos mal aparcados en el centro de Madrid? ¿Por qué no va la grúa rapiñera a recaudar para el Ayuntamiento al barrio de Salamanca, por ejemplo?

Hoy tengo 18.000 razones para ciscarme en la autoridad local, o sea, loca.-

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